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Si alguna vez te has preguntado que para qué sirve un libro, la respuesta es que para nada. Es verdad; no se puede comer, no te puedes vestir con él, supone un gasto sin retorno, es demasiado grueso para calzar una mesa (mucho menos, una silla) y, además, te roba tiempo social. También hace lo mismo la tele, pero, a diferencia de este medio, un libro acapara toda tu atención. Por lo tanto, no puedes simultanear la lectura con otro tipo de actividades. Como planchar, sin ir más lejos.

No obstante, reconocerás que un libro siempre queda bien. Ya sea encima de la mesa de una terraza o rellenando la soledad de una estantería, representa intelectualidad. Aunque solo contenga fotografías de edificios. Es más, resulta un excelente regalo con el que salir del paso mientras das una imagen de persona activa dentro del mundo cultural.

En definitiva, que su valor decorativo está fuera de discusión. Pero, si aun así muestras tus reparos al respecto, recuerda que los libros son excelentes conductores del fuego para barbacoas o veladas románticas frente a la chimenea.

De acuerdo, es posible que un libro sirva para algo más. Por ejemplo, proporciona una compañía menos exigente que una mascota, hijos, pareja o familia, en especial cuando tomas el sol en la playa o durante un largo viaje en tren o avión. Incluso en tu propio hogar, de hecho, porque funcionan mejor que la Dormidina para conciliar el sueño.

En el caso de que estés de acuerdo con alguno de los argumentos que te he mostrado, por favor, no sigas leyendo. Gracias por la visita, y no te olvides de regalar mis libros a tus seres queridos, conocidos o allegados.

Para qué sirve un libro

Luego me sorprendo de que le caiga mal a la gente. Tal vez debería haber escogido otro tono menos cínico, más inclusivo, como se dice ahora. Cuidado, que la estás liando de nuevo… Esa es mi conciencia, por cierto, que tiene el maldito don de aparecer cada vez que se me encienden los ojos. Idiota. Querida, etimológicamente, tienes muchísima razón con esa definición.

Perdón, prosigo. El motivo por el que me he decantado a escribir para qué sirve un libro como el primer artículo de este blog (diles que se suscriban)… Lo siento, la conciencia es una de las muchas voces que berrean dentro de mi cabeza. Esta, en concreto, es la tecnológica, pero nos llevamos rematadamente mal. ¡Ludita! A mucha honra, ¡artefacto!

Lo que quería decir es que no tienes ni idea de escribir la virtud de un libro justo lo que tú no tienes… Dame un segundo, por favor.

Segundo intento

Bueno, después de este momento polisémico (un ingenioso juego de palabras con el budismo tibetano que, probablemente, haya pasado desapercibido), ya estoy en condiciones de revelarte el misterio que da título a este artículo.

Un libro sirve para conocer vidas ajenas y pasar un rato ameno. Es la versión escrita de una tradición oral antiquísima mediante la cual nuestros antepasados recordaban su historia, transmitían información fundamental para las siguientes generaciones y, por supuesto, se divertían. Así, los libros se convirtieron en los herederos de esas voces que enseñaban, educaban y entretenían a las personas que se reunían alrededor del fuego todas las noches.

Obviamente, esta es la versión romántica de la literatura, ya que los libros también edificaron el conocimiento legal y divino. No hay país o religión que no cuente con sus leyes o dogmas impresos en papel, por lo que fíjate si son importantes de cara a mantener a una sociedad unida.

Descubre por tu cuenta para qué sirve un libro

Tal vez esperabas que, siendo escritor, dijera algo así como que los libros evocan, invocan y convocan a la imaginación, que son palabra hecha sabiduría o un portal desde donde viajar al pasado, presente y futuro de un mundo real o ficticio. O que son mágicos porque, una vez que te atrapan en sus redes de papel, su hechizo no desaparece hasta que concluyes su lectura.

Sí, eso es cierto aunque, en realidad, los libros guardan más similitudes con el amor. No siempre encontrarás una novela que te guste a la primera, es más que posible que ni siquiera la novela sea el género adecuado para ti, y te llevarás algún que otro palo. A veces, tienes que pasar por varias relaciones hasta encontrar a tu pareja ideal, pero del resto guardarás recuerdos imborrables, que suponen una experiencia tanto para lo bueno como para lo malo.

En conclusión, hay una estantería repleta de mancebos y doncellas prestas a compartir sus historias contigo, a formar parte de tu vida, a hacerte reír y llorar, capaces de desvelarte, sorprenderte e, incluso, devorarte las uñas con suspense y misterio. Quizás mis obras sean las afortunadas pero, si no tienen esa dicha, busca otras. En algún momento aparecerá el amor de tu vida. Entretanto, disfruta del viaje de la lectura, descubriendo para qué sirve un libro durante el recorrido.