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Sin excusas, lamentos ni dilaciones, así comienzan los ejercicios de yoga para escritores.

Respira… La primera clase es muy sencilla. De hecho, ni siquiera te levantarás de la silla. Tan solo quédate con el inicio de este párrafo para que el aire te sirva de guía. Así que, respira…

Ejercicios de yoga para escritores

Estos ejercicios de yoga para escritores están orientados a todos los públicos. Es decir, que aunque tu mesa sea más flexible que tú, podrás realizarlos sin esfuerzo.

«Por favor, no me digas que haga yoga; soy menos flexible que la intransigencia».

Quiquiribú – Jose Flores.

Antes que nada, el yoga es mucho más que ponerse las piernas detrás del cuello mientras haces el pino sosteniéndote sobre la yema del meñique. Sin entrar en detalles, la parte física es una de las muchas que conforman el árbol filosófico-espiritual de esta disciplina.

Como buenos occidentales, nos hemos quedado con la rama de las mallas. Sin embargo, no es necesario que te las pongas, a menos que te haga ilusión o que tengas la costumbre de vestirte de Catwoman cuando trabajas.

En realidad, «yoga» es un término sánscrito que significa ‘unión’, que nos ha dejado «yugo» en español y join en inglés. La idea general es que, a través de su práctica, conectas el cuerpo con la mente y con el espíritu. O, dicho de otra manera, eliminas los obstáculos que impiden su conexión.

Por lo tanto, en el primer ejercicio de yoga para escritores comprobarás qué tal está la cobertura entre las tres partes citadas (la espiritual dependerá de tus creencias religiosas, por lo que te la puedes saltar) mediante la técnica que he comentado en la introducción y que ahora desarrollaré.

La respiración

Asumiré que, si estás leyendo estas líneas, sabes respirar. Asume tú también que tienes una tensión de cojones encima en caso de no poder realizar estos ejercicios de respiración.

Instrucciones previas

  • Descálzate.
  • Siéntate en el borde de la silla. Así, activarás la musculatura del abdomen y de la espalda. Si notas que la columna se va para abajo, trata de enderezarla, Carlos.
  • Pon los pies en el suelo y sepáralos un poco… No, un poco más. Más… Ahí.
  • Cierra los ojos (después de leer las instrucciones, claro) y la boca.
  • Inspira y espira única y exclusivamente por la nariz.

Una vez erecta (la espalda), coge aire mientras cuentas hasta cuatro, y suéltalo de la misma forma. Si te cuesta inspirar y espirar con cuatro, baja a tres. En cambio, si te resulta demasiado sencillo, hazlo en cinco (o seis). Por cierto, no cuentes unodostrescuatro; deja espacios entre los números.

El objetivo es que entre y salga la misma cantidad de aire en cada inspiración/espiración. Para ello, lleva la respiración desde el vientre hasta el pecho o clavículas cuando inhales y en sentido contrario con la exhalación.

«Al norte del cielo está también un gigante llamado Hraesvelg. Tiene figura de águila y, cuando mueve las alas, surgen los vientos bajo ellas».

Edda XVIII
Gylfaginning, Snorri Sturluson.

Gracias a este escaneo nasal, descubrirás información sobre el estado de tu cuerpo y mente. Si la respiración se corta, interrumpe o acelera en alguno de los pasos, enhorabuena, has encontrado un obstáculo. Continúa respirando de esta manera hasta equilibrarla.

Duración del ejercicio: dos minutos.

La respiración avanzada

Otra versión de este ejercicio añade retenciones de aire entre la inspiración y la espiración. Se llama «respiración del cuadrado», puesto que la conforman cuatro bloques idénticos de tiempo: inhalación en 4, retención en 4, exhalación en 4, retención en 4.

Recuerda: puedes aumentar o disminuir el número de respiraciones y retenciones siempre y cuando mantengas el mismo tiempo en cada una y llenes/vacíes los pulmones en cada ronda.

Duración del ejercicio: dos minutos.

Asunto importante a considerar

De acuerdo con el budismo tibetano, nuestra mente se divide entre rigpa (estática), y sem (activa). La primera alberga el conocimiento y facilita la comprensión. La segunda aparece en «Para qué sirve un libro», aunque la identificarás mejor durante el ejercicio de respiración, donde escucharás su voz con claridad meridiana.

Tanto, que te distraerá, te agobiarás y perderás la cuenta o el ritmo respiratorio. No falla; es una experta en capturar tu atención. Así que, ¿cómo se silencia?

Descartada la lobotomía por impráctica, el otro recurso disponible lo tienes en el sonido del aire que recorre tu cuerpo. Si te concentras en él, su arrullo apaciguará esa voz entrometida. Eso sí, requiere tiempo, práctica y paciencia domeñar a ese «mono loco».

Para qué sirve la respiración

Aparte de para vivir, la respiración regula tu estado psicosomático. Sal a la calle, dale un susto a un perro grande y observa su reacción. A continuación, analiza la tuya según el can trate de coserte a dentelladas mientras se te tira encima. De este modo, descubrirás cómo la respiración ha modificado vuestro estado mental y corporal previo al experimento.

Lo mismo sucede cuando escribes. Como toda actividad física, la escritura te activa, te tensa y te modifica la perspectiva. Al principio, no te darás cuenta de esta alteración si la inspiración fluye por tus dedos. No obstante, a medida que pasen los minutos, notarás que has perdido frescura, que te atascas o que el cansancio hace mella en tu creatividad.

Pues bien, aquí entra en escena la respiración yóguica. Una normal (con retenciones o sin ellas) encauzará mejor tus ideas, una más suave eliminará el abotagamiento cerebral y una más intensa te llenará de energía.

Aunque suene a secta, en realidad no tiene nada de místico. La respiración focaliza tu escritura y potencia tu concentración, pero no te transformará en el mejor escritor de la historia. Para eso, hay que echar horas, tener disciplina y llevarte bien con los medios.

Cuándo realizar estos ejercicios de yoga para escritores

En general, conviene que realices una pausa cada hora con el fin de desentumecer el cuerpo y oxigenar la cabeza. Obviamente, es una estimación aproximada. Vamos, que no te pongas una alarma, aunque tampoco te olvides de hacer la parada.

Una vez hayas detenido tu infatigable tecleo, hazte consciente de tu estado. Si el «mono loco» está demasiado activo, dale la banana de la respiración para que se relaje. En caso contrario, aprovecha para darle un respiro a la mente rigpa antes de proseguir.

No te pierdas la próxima entrega de Ejercicios de yoga para escritores: partes del cuerpo.