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Los astros no engañan. Sirio, el Sol de la noche, ha encendido la llama de Loki, lo cual nos advierte de que Ladón, guardián de las manzanas doradas de Hera, surca el cielo para vengarse de Heracles. Hora, pues, de buscar el oro negro de las sombras, y protegernos del jadeo de las cien cabezas del dragón con los libros para disfrutar en verano II.

Gracias a esta selección literaria —continuación de «Libros para disfrutar en verano»—, hidratarás tu cerebro durante el periodo de asueto, pues lo sumergirás en historias adictivas que no te lo congelarán, a diferencia de los refrescos helados cuando los bebes demasiado rápido.

Empero, ten siempre uno a mano, ya que el Lorenzo* aprieta de cuidado. Hablando de apretar, hay un corazón que palpita solitario debajo del titular. Pínchalo con el rayo de tu ratón o con la luz de tu dedo para dejarlo del color de mi piel cada vez que me olvido de ponerme protección solar.

* Llamamos así al Sol a causa del santo al que tostaron en una parrilla.

El burro delante

En este caso, no me refiero a Platero, sino a mí: Jose Flores, el gran asno literario. Si en la entrega anterior te recomendé Las Quimbambas, la primera parte de la trilogía caribeña Mambo, Mafia y Cha Cha Chá, esta vez te sugeriré una novela repleta de emoción y de arte.

En efecto, MuArte, de la cual ya te hablé en otra entrada de este blog. Te aseguro que, después de leerla, verás los cuadros y los sentimientos de otra manera.

«Y, como tantas víctimas de Dan Brown, Elvira se marchó a Escocia de vacaciones, Biblia en mano, a buscar conspiraciones infernales en la capilla Rosslyn».

MuArte, Jose Flores.

La experiencia de descubrir autores nuevos

Reconozcámoslo; las vacaciones no solo rompen con tu rutina y te sacan del tedio diario, sino que, además, suponen una aventura para la mente. ¿Y quién mejor que la Alicia de Lewis Carroll para ejemplificarlo?

Pues, este encantador personaje se ha convertido en la protagonista de La última fiesta del té, de Gema Cantos. Eso sí, con unos cuantos años más y convertida en detective del País de las Maravillas. ¿A que ya te han entrado ganas de leerlo?

«Alicia, ¿qué haces despierta a estas horas merodeando por los pasillos?».

La última fiesta del té, Gema Cantos.

Asimismo, Juan Bauty te propone un viaje con aroma a videoclub de los ochenta en Creepy Record, donde tan solo falta Myrca (ver vídeo) presentando cada relato de esta mirífica compilación de terror.

Por tanto, si te ha gustado Stranger Things, estás tardando en zambullirte entre las páginas de este libro.

«Después de aquello, todo volvió a la normalidad. O eso creí…».

Creepy Record, Juan Bauty.

No obstante, quizá busques un libro que sacie tu sed de suspense mientras remojas los pinreles en la piscina, mar u océano. Suerte la tuya, porque En la órbita de Saturno, de Mariano Fernández, te espera un combinado de China, Malasaña y American Psycho que mantendrá tu onicofagia hasta la última uña. Perdón; página.

«De aquí no sale nadie hasta que quede todo solucionado».

En la órbita de Saturno, Mariano Fernández.

Finalmente, las vacaciones son un buen momento para reflexionar. Esto es lo que hace, y muy bien, Señorita Sinrombos en Pensemos con el coño, una crítica vehemente que te habla a la cara para que te mires el ombligo, evidenciando la ilusión de perfección que obnubila al ser humano.

«Me amaréis, me odiaréis pero seguro que no os dejé indiferentes».

Pensemos con el coño, Señorita Sinrombos.

Otros libros para disfrutar en verano

En la última entrega de «Historia del lenguaje y estilo de una novela», mencioné varios libros publicados durante el siglo XXI. Bueno, esta vez, destacaré dos correspondientes a ese artículo: Eleanor Oliphant está perfectamente, de Gail Honeyman, y Dientes blancos, de Zadie Smith.

El primero, de manera resumida, cuenta la vida de una mujer inglesa asocial, maniática y fanática de los crucigramas que se enamora de un cantante. Esto la obligará a salir de su aislamiento, si bien descubrirá que ser una persona «normal» resulta más complejo de lo que se imaginaba.

En cuanto al segundo, tan solo te puedo decir que, dentro de unos años, se considerará una de las obras más importantes del tercer milenio, si no lo es ya. Imprescindible para quienes amen la literatura.

«¿Verduras? ¿Estáis manifestándoos por los derechos de las verduras?».

Dientes blancos, Zadie Smith.

Por otro lado, dentro de la literatura ucraniana actual, he escogido Grey Bees, de Andrey Kurkov. Es embriagador, y no lo digo por las ingentes cantidades de vodka con miel que se consumen.

Por desgracia, no está traducido al español, aunque la versión inglesa resulta asequible para cualquier persona con nivel intermedio.

«¿Noticias? Pocas. Siguen cambiando los nombres de las ciudades y de las calles, como si no tuviesen nada mejor de lo que preocuparse».

Grey Bees, Andrey Kurkov.

Ahora bien, si lo que te apetece es destrozarte la mandíbula a carcajadas, llévate a Las ovejas de Glennkill (Leonie Swann) de vacaciones. En realidad, se trata de una novela negra, pero con un toque muy blanco: la lana de los mamíferos ungulados que investigan la muerte de su pastor. Sí, has leído bien: ovejas resolviendo un crimen.

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