No conozco mejor libro que Las mil y una noches ni profesora más competente que Scheherezade a la hora de hablar sobre Consejos para escribir: ejemplos de uso de la estructura argumental clásica (Segunda parte). Durante casi tres años, el descomunal talento creativo de esta prodigiosa mujer mantuvo en vilo al sultán Shahriar y con vida a su hermana Dunyazad hasta que el primero cayó postrado ante sus pies y la convirtió en su esposa.
Bueno, pues ahora es tu turno de «hincar la rodilla» frente a la sultana de la atención, la dueña de la admiración y la reina del desvelo, cuya voz transforma el papel en páginas de terciopelo. Eso sí, repasa las Formas de emplear la estructura argumental primero.
Qué son Las mil y una noches
Se trata de una compilación árabe del prodigio narrativo persa e indio, donde aparecen historias tan conocidas como Simbad, Aladino y Alí Babá. En el ámbito estructural, desarrolla todas las posibilidades de la estructura argumental clásica y del papel conector del nudo.
Cada cuento mantiene una estructura fija de esta manera:
- Inicio: Scheherezade comienza la narración del cuento pasado el crepúsculo.
- Desarrollo: El cuento.
- Desenlace: Scheherezade finaliza la narración del cuento con el alba.
«Hermana mía, si no duermes— le dijo —, te ruego que mientras amanece me cuentes uno de aquellos hermosos cuentos que tú sabes».
Las mil y una noches.
Vale, visto así, no parece nada del otro mundo. Al menos, hasta que analizas la estructura del desarrollo, ya que aquí construye su hechizo la narradora.
De manera resumida, dentro de cada cuento surge otro, de tal manera que la historia principal contiene otra historia diferente. Esta estructura se conoce por el nombre de «método de las cajas chinas» o, si te gustan las definiciones más técnicas, «narración enmarcada». A ella le debes obras tan famosas como Los cuentos de Canterbury, de Chaucer, Decamerón, de Boccaccio y Cumbres borrascosas, de Emily Brontë.
Con todo, cuando compares a estos autores con la orfebrería narrativa de Scheherezade, te darás cuenta de que no son más que unos meros aficionados. Más que nada, porque el empleo que esta mujer ficticia realizó de la citada estructura en Las mil y una noches es, simplemente, mirífico.
Estructura básica de la parte de desarrollo en Las mil y una noches
En primer lugar, la parte de desarrollo se desliga de la historia principal para crear una nueva en su interior. Por lo tanto, en lugar de seguir la estructura de A+B+C, ahora tienes esta:
A+ (A2+B2+C2)+C
De momento, esta estructura no aporta nada nuevo, puesto que tan solo indica que Scheherezade le cuenta una historia al sultán. Dicho de otra manera, esta es la estructura del narrador, no de quien la protagoniza. Pero ¿qué pasaría si ella hiciera el mismo cambio en su historia y reemplazase la parte de desarrollo también?
A+ (A2+[A3+B3+C3]+C2)+C
¡Ajá! Ahora, el narrador relata tres historias (A, A2, A3) y Scheherezade, dos (A2, A3).
De esta forma, nuestra protagonista cuenta con dos frentes de atención abiertos para que el sultán no pierda el interés ni su hermana ni ella la cabeza. Es decir, las dos seguirán vivas mientras haya una historia coleando.
«El sultán, empeñado en oír la conclusión, dejó vivir aquel día a Scheherezade».
Las mil y una noches.
A diferencia de Perrault, quien alargó La Cenicienta con una segunda fiesta, Scheherezade no se estanca nunca en una repetición narrativa. El motivo es muy sencillo: la propia estructura cuenta con una propiedad matemática que le permite abrir todas las líneas argumentales que quiera sin alterar o dar de sí el ritmo de la historia:
A+ (A2+[A3+{A4+B4+C4}+C3]+C2)+C
A+ (A2+[A3+{A4+[A5+B5+C5]+C4}+C3]+C2)+C
A+ (A2+[A3+{A4+[A5+{A6+B6+C6}+C5]+C4} +C3]+C2)+C
A+ (A2+[A3+{A4+[A5+{A6+[A7+B7+C7]+C6}+C5]+C4} +C3]+C2)+C
Muy ingenioso, sí, pero hay dos problemas
En efecto, este sistema es muy efectivo sobre el papel, pero poco práctico para mantener la atención del sultán durante mil y una noche consecutivas. El problema evidente es el bucle infinito de historias que se genera, lo que conlleva una pérdida de seguimiento de las mismas. Algo parecido a lo que hace mi madre cuando habla o a los chistes de Chiquito de la Calzada.
El otro contratiempo, obviamente, es que la narradora disponía de un plazo de tiempo conflictivo para entretener al sultán. La noche, con independencia de las horas que abarque, resulta más propicia para el sueño que para la escucha ininterrumpida de una historia que crece y crece, pero que nunca termina.
Por suerte, Scheherezade se leyó el artículo sobre la estructura argumental clásica. Fíjate si le prestó atención que, ya en el siglo IX, sentó las bases de las series de televisión.
Estructura intermedia de la parte de desarrollo en Las mil y una noches
Scheherezade observó que dentro de cada parte de la estructura se desarrollan tres más. Por lo tanto, en lugar de sumar cada vez más historias, podía pausar la principal en momentos determinados a tenor del tiempo que faltase hasta el amanecer con el fin de avivar el interés del sultán y que no se le durmiera.
En otras palabras, ignoró la estructura básica de A+B+C para emplear A (a+b+c) + B(a+b+c) + C(a+b+c) e introducir las nuevas historias en las partes de desarrollo (b) del inicio, desarrollo y desenlace principales.
A (a + A2+B2+C2 + c) + B (a + A3+B3+C3 + c) + C (a + A4+B4+C4 + c)
Gracias a este recurso, la línea principal conserva su continuidad a la vez que incorpora tres saltos en la misma que avivan el interés del oyente. De hecho, esta fórmula coincide con la función de la historia secundaria dentro de una novela, algo que convierte a Las mil y una noches en algo más que un libro de cuentos.
Nunca dudes del poder de Scheherezade
Una vez explicada la parte teórica, ha llegado el momento de que descubras la forma en la que Scheherezade aplicó este conocimiento literario-matemático para salvar la vida de su hermana y la suya. Cuando lo veas, pondrás su efigie en un altar, como poco.
Al principio, te comenté que Las mil y una noches mantiene una estructura fija por parte del narrador externo, con un mismo inicio (Scheherezade habla con el sultán) y desenlace (llega el día). Lo que varía, por supuesto, corresponde al contenido del desarrollo. Es decir, los cuentos.
Sin embargo, es la estructura con la que lo presenta, en lugar del contenido, quien diversifica la narración nocturna. Si recuerdas lo que te comenté sobre los problemas de la estructura clásica en el artículo anterior, su uso repetitivo convierte en predecibles las historias. En cambio, una pluma hábil observa en esta debilidad una ventaja literaria: la anticipación del lector.
«Si es así, toma este sable y córtale la cabeza. A este precio te daré la libertad y quedaré convencido de que nunca la viste hasta ahora como dices».
Las mil y una noches.
Scheherezade inventa el cliffhanger
No creas que cada noche empieza y acaba con un cuento. Scheherezade emplea los nudos entre las diferentes partes de la estructura para dejar la historia en suspense hasta el nuevo día (noche, en este caso), adelantándose a los cliffhangers de las series de televisión.
De este modo, maneja la narración a su antojo, a sabiendas de que dispone de un punto de giro entre cada una de las partes de la historia donde interrumpir el cuento sin necesidad de llegar a su final.
A(a+nudo+b+nudo+c) + NUDO + B(a+nudo+b+nudo+c) + NUDO + C(a+nudo+b+nudo+c)
Por lo tanto, aquello que mató al gato mantuvo su vida y la de su hermana durante un millar y un día de noches: la curiosidad. Decirte debo, empero, que tú también sucumbirás a su hechizo del mismo modo que el sultán cuando leas esta obra imprescindible para cualquier escritor.
«Al llegar aquí Scheherezade, advirtió que era de día y se detuvo. El sultán se levantó para acudir a sus quehaceres, prometiéndose oír al día siguiente la continuación de aquel cuento, porque tenía gran deseo de saber por qué los calendos eran tuertos y los tres de un mismo ojo».
Las mil y una noches.
Scheherezade inventa los videojuegos
En breve, te hablaré del hilo argumental que rige en Las mil y una noches. Pero, antes, verás que la estructura de varias historias cuadra a la perfección con algunas aventuras gráficas del estilo de Monkey island. Por ejemplo, los siete cuentos protagonizados por Sindibad al-Bahri o, como lo conocemos aquí, Simbad el Marino.
Cada uno de ellos relata las peripecias de este famoso personaje a partir de una situación desafortunada (un naufragio, normalmente) que frustra el objetivo principal de su viaje. A partir de ahí, se topará con un entuerto que debe resolver con su ingenio. Eso sí, el modo en el que logra solucionarlo le sirve para cumplir su misión.
Lo cual me lleva al prometido motor de toda la obra: el destino. Ya sea mediante un presagio, una profecía, una casualidad o una causalidad inversa (alguien acusado de un crimen que no ha cometido o un rumor malintencionado sobre una persona), cada uno de los protagonistas de las historias afronta una situación que rompe su rutina diaria o que desean cambiar.
En consecuencia, la narración se centra única y exclusivamente en la aceptación de su destino y el modo en el que buscan bien un retorno a la normalidad inicial o bien una transformación de su vida previa. Cabe decir que los desenlaces tienden más hacia el mensaje moral que hacia gente comiendo perdices, por lo que no esperes finales felices, sino justos.
Los números de Scheherezade
A medida que Scheherezade te adentra en un mundo de cuevas, palacios, desiertos, alfombras voladoras, anillos o lámparas que invocan a genios, sirenas, civilizaciones submarinas y gules notarás su fascinación por el número tres.
Si recuerdas la estructura intermedia de unos cuantos apartados atrás, lo entenderás a la perfección. Pero, en caso de que tu memoria ya no sea lo que era, aquí te la pongo de nuevo:
A (a + A2+B2+C2 + c) + B (a + A3+B3+C3 + c) + C (a + A4+B4+C4 + c)
Bien, ahora cuenta el número de historias secundarias que aparecen entre paréntesis. Enhorabuena, has descubierto uno de los muchos secretos de la narradora. Dejando a un lado el valor simbólico de este dígito, el número tres abre un interesante abanico de posibilidades a Scheherezade con el fin de hacer más interesante su historia.
«En nombre de Dios, hermana, si no duermes, te ruego que prosigas el cuento de las tres hermosas damas».
Las mil y una noches.
Una opción es la que acabas de leer en los videojuegos: inicias la partida y tienes que pasar tres pantallas para ganar. Como juego, igual no parece muy atractivo. En cambio, para una historia, coincide con las partes esperadas de la narración: inicio, desarrollo, desenlace.
La siguiente es que ofrece un mapa de ruta al lector. Scheherezade conocía la diferencia entre «previsible» y «anticipación», así que utiliza tus puntos de referencia para plantar postes de dirección durante el recorrido, invitarte a realizar un desvío para visitar un pueblo cercano y hacer paradas estratégicas donde desarrolla nuevas historias cuando menos te lo esperas.
De esta manera, introduce tres personajes secundarios que amenizan el paseo, fortaleciendo la historia principal, ya sean independientes entre sí o tres hermanas, tres calendos o un asno, un buey y un labrador.
Por último, genera una cronología lineal que abarca desde tres años hasta la mañana, tarde y noche.
Los trucos de Scheherezade
Cada una de las opciones anteriores, por supuesto, aumentarán (o disminuirán) en cualquier momento que considere oportuno. Principalmente, como ya he reiterado antes, para romper la previsibilidad de la estructura.
El único riesgo que corre con esta treta es que la historia se alargue en exceso y que el sultán se aburra y la mate junto con su hermana. Por lo tanto, compensa el aumento de partes narrativas de tres (otra vez) maneras:
- Un contenido rico en elementos sensoriales, dramáticos, cómicos, misterioso, etc.
- Un cambio de temática en las historias o subhistorias.
- Una ruptura narrativa. Detiene la historia en un momento determinado para pasar a otra distinta y proseguir más adelante con ella.
El primer punto es un recurso habitual en la escritura cuando quieres despertar la imaginación del lector, provocarle una reacción o, simplemente, alterar el ritmo de la narración. El segundo, por el contrario, destruye cualquier idea preconcebida sobre el desarrollo de la historia. Finalmente, el tercero anticipa el desarrollo de la doble narrativa en una novela.
Scheherezade inventa el realismo mágico y la narrativa hipertextual
Otro aspecto a destacar de las historias de Scheherezade son los nexos de unión entre cuentos no relacionados entre sí. A veces, se trata del mismo protagonista. Otras, genios, ciudades o la ya citada coincidencia numérica.
Esta repetición aporta homogeneidad a toda la obra. Es decir, que lo que parece un recopilatorio de cuentos independientes se transforma, de pronto, en una historia coral donde la realidad y la magia recrean un universo histórico de Oriente Medio.
Con este planteamiento, digamos, costumbrista, Scheherezade relata historias en pueblos, ciudades y palacios a través de sus habitantes y de todo tipo de clases sociales, bien de modo independiente o desde el punto de vista de cada personaje implicado.
Por lo tanto, aparte del manejo de los nudos argumentales, establece enlaces entre personas con el fin de tejer historias aún más sólidas, si cabe. Y su magia reside en que todo guarda una relación entre sí, salvo en un detalle que te pasará desapercibido, al igual que al visir mientras las escuchaba: el tiempo. Porque la línea temporal de Las mil y una noches es inexistente. Igual que en los sueños.
Una zarzuela de estilos literarios
Además del formato de las series de televisión (y de gran parte del cine indio), el desarrollo de los videojuegos, el realismo mágico y la narrativa hipertextual, Las mil y una noches incluye más géneros literarios entre sus páginas.
El más conflictivo de todos, como verás al final del artículo, corresponde a los relatos de fuerte contenido sexual, que oscilan entre la sátira y el relato erótico. Por otro lado, el cuento de Los siete visires —un buen ejemplo de narrativa hipertextual— te recordará a una novela de abogados.
«Entonces, ella echó a correr, como si tratase de escapar, mientras él la persigue de un lugar a otro hasta que su pene se endurece y se pone firmemente erecto».
Las mil y una noches.
No obstante, aquí aparecen géneros que tanto europeos como americanos se han autoproclamado sus creadores con diez siglos de retraso, en general. Uno de ellos, la novela negra. Otro, los relatos de terror. De hecho, Misery, de Stephen King, no es más que una versión de Las mil y una noches: una mujer amenaza con matar a un escritor si no le escribe una novela.
Quizá no te sorprenda saber que Scheherezade dominaba el género de fantasía, dado que este era muy común en la narrativa oral tradicional. Sin embargo, arquearás las cejas cuando descubras que se adelantó a los tiempos modernos con sus historias de ciencia ficción. De hecho, aquí salen robots. Sí, has leído bien. Le ganó la partida a Karel Čapek.
Epílogo
Espero que hayas disfrutado de esta masterclass de la mejor narradora de estructura argumental clásica de los tiempos. Si es así, dale al corazón que palpita solitario al principio de este artículo y comparte su sabiduría entre tus amistades. Por supuesto, no dudes en contactar conmigo si tienes alguna pregunta que hacerle a Scheherezade.
Antes de despedirme, empero, quisiera aclarar que aquí tan solo he pincelado parte del uso de la estructura argumental que aparece en Las mil y una noches. Las variables combinatorias que emplea son tantas que requeriría un libro entero para mostrártelas. Si quieres conocerlas todas, léete la obra. Aunque, antes de hacerlo, procede la siguiente advertencia.
Existen muchas, muchísimas ediciones de Las mil y una noches. La obra original aumentó con el paso de los siglos, hasta llegar a los dieciséis volúmenes. En algunos casos, ha incorporado historias no correspondientes a la tradición persa o india, al igual que otros cuentos que rompen la estructura narrativa de Scheherezade, como el de Aladino.
Por otro lado, muchas ediciones han suprimido las historias de carácter sexual (versión de Antoine Galland) o limitado su impresión a los relatos más famosos (casi todas). Así que, busca las versiones traducidas por J.C. Mardrus, Vicente Blasco Ibáñez o Husain Haddawy para disfrutar de una edición canónica sin arreglos ni recortes.
Continuará…
En el próximo apartado, desarrollaré el papel de la estructura argumental clásica en el desarrollo de la trama y su implicación para el trasfondo psicológico. Aunque, esto que suena tan complejo también sirve para los libros de aventuras o de viajes.
«Aquí dejó de hablar Scheherezade por ser ya de día».
Las mil y una noches.