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En el último «consejos para escribir», hablé de las partes que componen la estructura argumental: inicio, nudo, desarrollo, nudo, desenlace. Pues, bien, en estos «consejos para escribir: formas de emplear la estructura argumental» te enseñaré cómo aplicarlas en un libro.

Estructura clásica

La primera forma de emplear la estructura argumental sigue el orden que te he mostrado en la introducción. Es decir, un inicio, un desarrollo y un desenlace, con los nudos correspondientes entre medias.

Se llama «clásica», porque se emplea desde tiempos anteriores a la escritura. Ojo, que eso no significa que esté obsoleta. Al contrario; es la más efectiva de todas, puesto que mantiene una narrativa lineal que coincide con la estructura gramatical lógica que utilizamos cuando hablamos:

  • Inicio (sujeto).
  • Desarrollo (verbo).
  • Desenlace (objeto).

De hecho, esta característica la convierte en la más recurrente de la literatura. Sin ir más lejos, dos historias tan distintas como La Cenicienta, de Perrault (quien adaptó La Gatta Cenerentola, de Giambattista Basile, quien, a su vez, adaptó alguna de las adaptaciones de la historia de Ródope, que se remonta a los tiempos de los faraones), y El gato negro, de Edgar Allan Poe, son calcadas, estructuralmente hablando. Pero, esto te lo demostraré al final del artículo.

Aspectos positivos de la estructura clásica

La principal virtud de esta estructura es que centra la atención del lector en la narración. De esta manera, no le despistas, nunca pierdes el hilo conductor y mantienes una línea temporal recta, además de bien definida.

En cuanto a las ventajas para el escritor, bueno, simplifica el proceso de creación del índice, aunque esto lo desarrollaré un poco aquí y otro poco en alguno de los artículos de esta serie.

Aspectos negativos de la estructura clásica

Una vez mostrado lo positivo, saco el cuchillo para hacer sangre. Cuando una estructura se ha usado (y se usa) allende el abuso, la historia se vuelve predecible, ya que la programación cerebral anticipa lo que sucederá.

Esto deriva en aburrimiento, consecuencia lógica de leer siempre un giro, desarrollo y desenlace idénticos. Lo que llamo «el efecto El equipo A», una serie que vivía en un bucle perpetuo de guion.

Supongo que dirás: «Bueno, pero si al lector le gusta eso…». Vale; dale de comer lo mismo a tu pareja durante un mes y esgrime ese argumento cuando pierda el interés en alimentarse contigo. O en verte.

«Entonces», te preguntarás, «¿por qué se sigue empleando la estructura clásica?». Muy sencillo; un buen escritor o escritora contrarresta el problema de la previsibilidad estructural, aparte de con su talento narrativo, con un secreto que, ahora, compartiré contigo.

Cómo solucionar los problemas de la estructura clásica

Las costuras de la estructura argumental clásica tienden a convertirse en red cuando la aplicas en una publicación. Por lo tanto, asegura bien el cosido o los lectores recomendarán a tu libro que lo zurzan.

A tal efecto, lo normal es que se emplee la doble puntada. O sea, una historia principal y otra paralela que refuerce la trama. De esta manera, liberas el peso narrativo de la primera con otra línea argumental complementaria que divierte la atención del lector para mantener activo su interés.

Dicho de otra forma, enriqueces la historia sin quemar a los protagonistas. Con todo, no necesitas introducir un nuevo personaje. Puedes dividir la historia del protagonista entre presente y pasado para obtener el mismo efecto.

La otra opción implica un cambio de orden en la estructura argumental. Sin embargo, antes de que me ponga a hacer malabares con las partes, permíteme que, primero, ahonde un poco más en el uso de la doble historia.

Cómo se forma la estructura argumental con dos historias

Cada inicio, desarrollo y desenlace está formado por otro inicio, desarrollo y desenlace. Es decir, que el «Inicio» contiene un inicio, desarrollo y desenlace propios, del mismo modo que las otras dos partes de la estructura. Huelga decir que la historia paralela también comparte esta fragmentación.

Debido a la coincidencia en la terminología, denominaré a cada bloque de la estructura argumental principal como A, B y C mientras que me referiré a sus subdivisiones internas con las mismas letras, en minúscula (a, b, c).

  • INICIO = A = a + b + c.
  • DESARROLLO = B = a + b + c.
  • DESENLACE = C = a + b + c.

La estructura argumental paralela, a su vez, empleará las mismas letras, seguidas del número 2.

  • INICIO = A2 = a2 + b2 + c2.
  • DESARROLLO = B2 = a2 + b2 + c2.
  • DESENLACE = C2 = a2 + b2 + c2.

Por lo tanto, la historia principal quedaría así:

A (a+b+c) + B (a+b+c) + C (a+b+c)

Y, la paralela, de esta forma:

A2 (a2+b2+c2) + B2 (a2+b2+c2) + C2 (a2+b2+c2)

Vale, ya puedo continuar sin tener que repetir idéntica nomenclatura para dos elementos distintos. Me lo agradecerás, hazme caso.

«Toda alma desordenada lleva dentro de sí su propio castigo».

Confesiones, San Agustín.

Cómo se usa la historia paralela

La historia paralela se intercala entre las subdivisiones de la principal. Tan solo recuerda que las dos se fusionarán en algún punto (o varios) de la novela.

Imagina que una chica quiere descubrir su esencia y que un chico sorprende a su novia encamada con otro hombre el día previo a su boda, así que ambos parten de viaje para encontrar y olvidar sus situaciones pertinentes. Está claro que se encontrarán en algún punto, ¿verdad? Bien, veamos cómo podrían hilvanarse entre sí estas historias.

Ejemplos de uso

Opción 1: El inicio y desarrollo de las dos historias transcurren en dos líneas distintas (A+A2 + B+B2) y se unen al final (C=C2).
Ejemplo: La chica y el chico realizan sus viajes por separado (A+A2). Las experiencias que tienen no son positivas (B+B2). De pronto, coinciden en un viaje (nudo). Se conocen (C=C2:a), descubren que huyen de la realidad en lugar de vivirla, además de entenderse a la perfección (C=C2:b). Se enamoran y se besan (C=C2:c).

Opción 2: El desarrollo junta sus historias, aunque luego se separan (A+A2 + B=B2[a+a2+b=b2+c+c2]). No será hasta el desenlace (C) cuando se vuelvan a reunir (C[a+a2+b+b2+c=c2]).
Ejemplo: Cuentas la historia de cada uno (A+A2). Luego, se conocen después de un viaje (B: a+a2). Pasan un tiempo juntos (B: b=b2) y él se enamora de ella (B:c2), pero se la chica se marcha (B: c). El chico parte en su búsqueda (C2). La encuentra al final; ella también se había enamorado de él y se besan (C: c=c2).

Opción 3: Las historias se unen al principio, se desarrollan por separado y se reencuentran en el desenlace (A[a+a2+b=b2+c=c2] + B+B2 + C[a+a2+b+b2+c=c2]).
Ejemplo: Coinciden en un aeropuerto. Allí, encuentran una maleta abandonada que contiene dos mapas del mismo tesoro (A=A2). Cada uno escoge un mapa y siguen las pistas hasta reunirse en la última (B+B2). Encuentran el tesoro, se enamoran y se besan (C=C2).

Obviamente, hay más opciones combinatorias. Aquí solo he puesto una muestra con la que analizar el valor de la historia paralela de cara a complementar y fortalecer la trama. Aun así, este pespunte literario quedará más atractivo si le aplicas un bordado.

«El amor se ha de tener adonde se pueda hallar; que como no es elección, sino solo un accidente, tiénese donde se siente, no donde fuera razón».

La dama boba, Lope de Vega.

Historias de refuerzo

De aquesta suerte denomino a toda historia que surge durante el transcurso de la principal o de la paralela. En ocasiones, breves; a menudo, constantes; muchas veces, relevantes y, esporádicamente, intrascendentes, dimanan de los personajes que te mostraré a continuación:

  • Antagonistas: personajes opuestos o enfrentados a los protagonistas.
  • Secundarios: similares a los protagonistas y antagonistas, aunque su participación es consecuencia y no causa de la historia. Son escuderos, no caballeros.
  • Personajes de apoyo y circunstanciales: aparecen una vez, en general, con el fin de realizar una función bien determinada, bien de relleno que resuelve una situación específica o motivada por las circunstancias.

Tanto antagonistas como secundarios generan historias que se engastan dentro de la línea narrativa con diferentes objetivos: crear tensión, potenciar la historia, cubrir ramas de acción derivadas de la principal o de la paralela, reemplazar a los protagonistas, servir de contrapunto durante la narración, provocar una reacción, agilizar el desarrollo de la trama, etc.

Por el contrario, los personajes de apoyo o circunstanciales tienen un papel «más decorativo», aunque también pueden ser claves para el devenir de los acontecimientos. Normalmente, su aparición responde a una interacción necesaria y de escasa duración a lo largo de la línea narrativa.

En otro artículo de consejos para escribir hablaré de todos los tipos de personajes que aparecen en una novela y los recursos que ofrecen. Hasta entonces, quédate con el cometido que cumplen dentro de la estructura argumental.

Cómo se usan las historias de refuerzo

Al igual que la historia principal y paralela, cada una de ellas consta de un inicio, desarrollo y desenlace, con sus subdivisiones correspondientes. Esto aumenta considerablemente el número de variables, dado que habrá tantas como personajes que intervengan.

Las más sencillas son las de los personajes de apoyo y circunstanciales, pues su «inicio», «desarrollo» y «desenlace» se funde en una acción determinada dentro de cualquiera de los apartados de la línea argumental.

Ejemplo: La chica entra en una estación de tren para comprar un billete. Pero la taquillera (personaje circunstancial) le dice que no hay trenes a su destino. Así que, la protagonista optará por ir a otro lugar o encontrar un medio alternativo para alcanzar su objetivo. En ambos casos, este puede ser el nudo donde coincida con el otro protagonista. O que la taquillera le diga que otra persona ha tenido el mismo problema que ella y, de este modo, se conozcan.

En cuanto a las historias de los secundarios y antagonistas, considéralas historias dentro de la principal o paralela que se desarrollan junto con la de los protagonistas o por separado. No obstante, en el artículo sobre «Personajes» (pendiente, lo siento) aprenderás más cosas sobre su uso. Aquí, tan solo añadirás esta estructura argumental para cada uno de ellos:

  • Un personaje: A3 (a3+b3+c3) + B3 (a3+b3+c3) + C3 (a3+b3+c3).
  • Otro personaje: A4 (a4+b4+c4) + B4 (a4+b4+c4) + C4 (a4+b4+c4).
  • Otro personaje: A5 (a5+b5+c5) + B5 (a5+b5+c5) + C5 (a5+b5+c5).

Cómo se junta todo esto

Ya sé que, con tanta división, subdivisión y personajes la escritura te parecerá algo muy complejo. En realidad, no lo es tanto. Al principio de estos consejos para escribir: formas de emplear la estructura argumental te dije que había dos cuentos muy distintos que mantenían la misma estructura. Veamos primero si coinciden en las historias que aparecen en ellas.

La cenicienta

  • Cenicienta: protagonista de la historia principal.
  • Madrasta e hijas: antagonistas.
  • Hada madrina: secundario 1.
  • Príncipe: secundario 2 o, si lo prefieres, protagonista de la historia paralela.
  • Carroza/calabaza, ratones/lacayos, ratas/cocheros, lagartijas/caballos: personajes circunstanciales.

El gato negro

  • El hombre: protagonista de la historia principal.
  • La mujer: secundario 1.
  • El gato: secundario 2.
  • El otro gato: antagonista.
  • Resto de animales: personajes circunstanciales.
  • La policía: personaje de apoyo (o circunstancial).

Vale, esto no demuestra que la estructura que empleen sea la misma. No pasa nada. Sé que estoy en lo cierto y mi orgullo de escritor jamás te dará la razón. Así que, no cantes victoria tan rápido y comparemos la estructura argumental de ambos cuentos.

Comparativa de la estructura argumental de los dos cuentos

INICIO
Aa: Cenicienta vive con su madrastra y sus hijas.
Aa: El hombre y la mujer viven con el gato y otros animales.

Nudo: El rey invita a las jóvenes del reino a una fiesta.
Nudo: El hombre se vuelve alcohólico.

Ab: Cenicienta llama a su hada madrina, quien transforma a la calabaza, ratones, ratas y lagartijas en carroza, lacayos, cocheros y caballos.
Ab: El hombre maltrata a la mujer y a los animales.

Nudo: El hada madrina le advierte de que el hechizo solo durará hasta la medianoche.
Nudo: El gato le muerde la mano.

Ac: Cenicienta asiste a la fiesta. El príncipe se enamora de ella.
Ac: El hombre mata al gato.

Nudo: Cenicienta se va a medianoche.
Nudo: Incendio de la casa.

DESARROLLO
Ba: La madrastra e hijas hablan de la fiesta.
Ba: El hombre encuentra al otro gato.

Nudo: Cenicienta sube las escaleras del palacio.
Nudo: El otro gato casi tira al hombre por las escaleras.

Bb: El príncipe y Cenicienta hablan.
Bb: El hombre trata de matar al otro gato.

Nudo: Se enamoran.
Nudo: Mata a la mujer.

Bc: Cenicienta huye a medianoche.
Bc: El hombre empareda a la mujer.

Nudo: Se deja el zapato.
Nudo: Aparece la policía.

DESENLACE
Ca: El príncipe busca a la misteriosa joven.
Ca: La policía registra la casa.

Nudo: El príncipe llega a casa de Cenicienta.
Nudo: La policía se despide.

Cb: El príncipe prueba el zapato con las hijas y Cenicienta, que le entra a la perfección.
Cb: El hombre golpea la pared mientras habla.

Nudo: Aparece el hada madrina.
Nudo: Maúlla el gato.

Cc: Cenicienta se casa con el príncipe, y las hijas, con dos nobles.
Cc: Hallan el cadáver de la mujer, con el gato dentro de la pared.

Análisis estructural de los ejemplos

A tenor de esta comparación, y a pesar de que el contenido sea «ligeramente» distinto, verás que la forma en la que ambos autores han transmitido sus historias coincide de pleno. Es más; los dos han empleado recursos de bordado para potenciar el universo que recrean con personajes específicos en momentos determinados.

Como sé que eres inteligente, asumo que también te habrás percatado de que esta presentación de la historia se parece a un índice. De hecho, el mapa de estructura argumental no es más que un índice desarrollado, el paso previo a la escritura de tu obra.

Por desdicha, no siempre tendrás esta claridad mental que te indique con precisión lo que sucede en cada parte. Lo normal es que haya cierta lucidez sobre el inicio, una idea más o menos definida al respecto del final y un profundo lago negro entre medias.

Cuando así suceda, no desesperes. Estructura las partes en A+B+C, subdivide cada una en a+b+c respectivamente y ubica el contenido real donde corresponda para que dispongas de una referencia visual de tu obra. Dicho de otra manera, pega en el álbum los cromos que tienes y céntrate en los que te falten.

La estructura posee el don de darle un esqueleto al cuerpo de tu historia, ya sea novela, cuento o relato corto. Todavía falta mucho por hacer, pero contarás con un canal donde conectar tu mente a la realidad.

A partir de ahí, vete escogiendo los hilos, enhebra la aguja y comienza a escribir. No será más que un borrador, cierto. Hasta que las historias muestren un patrón. Entonces, sentirás la llamada del escritor.

«Cuando las arañas tejen juntas, pueden atar a un león».

Proverbio etíope.

Continuará…

El próximo epi…, quiero decir, artículo te mostrará ejemplos de uso de la estructura argumental clásica de la mano y boca de la narradora más grande de la historia. Te sugiero que le prestes mucha atención y que tomes notas, pues jamás en tu vida conocerás mejor profesora.