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En artículos anteriores (siempre he querido decir esto) has visto cómo el índice ejerce de GPS entre tu cerebro y tu historia mientras que la ortografía, gramática y ortotipografía actúan de señales de tráfico o semáforo con el fin de que no sufras un accidente o la penalización de una multa. Pues, bien, aquí hablaré de algo infinitamente más importante en la escritura y que te cuento en estos consejos para escribir: la estructura argumental .

Consejos para escribir: la estructura argumental

Los Godfathers definen la vida como un proceso por el que nacemos, vamos al colegio, trabajamos y morimos. Por supuesto, si tenemos un esqueje (spin-off, para los anglófilos) en forma de descendencia, también seguirá el mismo proceso.

La técnica literaria denomina a ese recorrido «estructura argumental», aunque con nombres distintos para cada parte:

  • Inicio
  • Desarrollo
  • Desenlace

A diferencia del patrón existencial, determinista e ineludible que te he mostrado al principio de este apartado, la estructura argumental practica yoga. Es decir, es más flexible. No obstante, antes de que te dé el chispazo innovador, conozcamos cada una de sus partes mejor.

El inicio de la estructura argumental

La primera parte de la estructura argumental ejerce de encargada de ceremonias. Por un lado, presenta a los personajes que han acudido a la fiesta de la lectura. Por el otro, te informa del lugar y época donde transcurre la historia. Pero, además, cumple una misión fundamental para tu historia. Es más, anota esto en sangre:

«El inicio introduce a los protagonistas y perfila la trama».

Para que te hagas una idea, es lo más parecido a charlar con la persona anónima sentada a tu lado en un avión. Descubres su nombre, a qué se dedica, experiencias pasadas y motivo de su visita. A menos que esa persona sea yo durante un vuelo a Turín, como padeció un viajero a principios de siglo, quien, ignorando mis evidentes síntomas de ebriedad, entabló conversación casual para amenizar el trayecto. Créeme; nunca me olvidará.

En esencia, el inicio responde a las preguntas de «quién» y «dónde» para situar a los lectores, al mismo tiempo que les dirige hacia una situación que alterará ese entorno que les has mostrado. Este giro se llama nudo, pero no tengas prisa por conocerlo. Todavía me quedan dos partes de las que hablar.

Por cierto, no confundas el inicio de la estructura argumental con el inicio de un libro. La primera constituye un bloque. La segunda, una línea.

El desarrollo de la estructura argumental

Bueno, los lectores han identificado a los protagonistas. De repente, se dan cuenta de que la historia inicial no era más que un calentamiento. El entrenador (tú) les ha llamado para que salten al terreno de juego. Ahora comienza el partido. Ahora comienza lo bueno.

El paso del inicio al desarrollo de la estructura gramatical supone el cambio de un entorno seguro a lo desconocido, a la incertidumbre, a la novedad. El avión del ejemplo previo ha llegado al aeropuerto, has subido al autobús lanzadera y te encuentras en una ciudad extraña, de noche. El viaje solo ha sido la excusa para conducir a los lectores hasta este punto. Ya has respondido al quién y al dónde. El desarrollo les explicará el porqué.

Aquí te tocará demostrar tu calidad narrativa. Ten en cuenta que, en general, la mayoría de ideas para una novela se limitan a cumplir los requisitos del bloque de inicio. El desarrollo, por el contrario, es el corazón de la historia. Y, si el primero tiene ventrículos, la segunda es rica de arterias y venas.

Durante el desarrollo, darás a luz a varias tramas. Luego, irán al colegio, trabajarán y morirán, salvo que las alargues con el desenlace. Me da igual lo que prefieras, siempre y cuando entiendas que el desarrollo conlleva un recorrido. De hecho, no guardes el Betadine todavía. Vuelve a mojar la pluma en sangre y escribe esto:

«El desarrollo entraña algo».

Tal y como indica la palabra «desarrollo», este bloque sienta los cimientos de una evolución en los protagonistas, que dimanará de las propias tramas. Desde arrostrar sus temores, recuperar el amor, probar un plato de comida…, el desarrollo amamanta una experiencia. Sutil o palingenésica.

El desenlace de la estructura argumental

Has visitado la ciudad, has hecho lo que tenías que hacer allí y regresas a tu casa con un montón de recuerdos e, incluso, alguna anécdota que otra. Así que, ya puedo cerrar este ejemplo. Y, tú, la novela.

El bloque del desenlace representa la culminación de las tramas y del progreso transformativo que has realizado con tus personajes. Si bien es necesario, no es más que una conclusión del desarrollo, el verdadero epicentro de la novela.

«El fin justifica la trama».

Ahora, presta oídos (ojos, en tu caso) a esto que te voy a decir: los finales decepcionan. Escribas lo que escribas, aparte de que a nadie le gusta que se acaben las cosas, alguien tendrá un punto de vista distinto al tuyo. Si triunfa el amor, porque es obvio. Si matan al antagonista, porque es típico. Si muere el protagonista, porque es triste. Si deja un final abierto, porque no resuelve. Si el asesino es A, porque debería ser B. Si Daenerys Targaryen se vuelve loca…

Por lo tanto, piensa en el desenlace como la boca de un embudo que evitará que tu historia se derrame por la encimera en lugar de sorprender con il gran finale. Porque en la línea narrativa está la clave; no en los fuegos artificiales.

Los nudos de la estructura argumental

Cada uno de los bloques que conforman la estructura argumental (inicio, desarrollo, desenlace) se unen entre sí mediante nudos. Su función es la de establecer un giro en la historia que advierta de un cambio. Al principio del apartado sobre el desarrollo he puesto uno muy sencillo: «Bueno, los lectores han identificado a los protagonistas. De repente, se dan cuenta de que…».

Relee ese párrafo para comprobar cómo los lectores han pasado de un estado de calma a otro alterado. Aun así, no es necesario que provoques infartos con los nudos. Hay más literatura allende la novela negra.

En el ejemplo que he escrito del viaje, los nudos entre cada parte son circunstanciales. O sea, paso del aeropuerto a la ciudad, y de la ciudad al aeropuerto, sin que suceda nada relevante. La transición, pues, es limpia. Sin embargo, ¿qué sucedería si la persona con la que hablaba durante el vuelo me dijera algo inesperado?

Observa que, sin más información que esa, tu mente ha construido varias historias paralelas. No he especificado el que y, aun así, ya sabes que eso afectará al planteamiento original de mi viaje. En otras palabras, he roto la línea narrativa esperada.

Con los nudos introduces tensión a través de un conflicto, un problema o un dilema que modifica la situación previa. El lobo de Caperucita, la magdalena de Proust, el Ernesto de Wilde, la literatura romántica que lee madame Bovary o el encuentro en una estación de tren entre Anna Karénina y Vronski son unos excelentes referentes para que descubras el poder que tienen dentro de la estructura argumental.

«Los nudos son el alma de la novela».

Continuará…

En el siguiente artículo sobre la estructura argumental te enseñaré cómo se usa y todas las posibilidades que te ofrece. Probablemente creas que esto lo hago para generar más tráfico o algo así, pero te aseguro que los motivos que me impelen a detenerme aquí y ahora son espaciales. El contenido que falta es cerca del doble que este artículo. Si lo subo todo junto, reviento Internet. Por tanto, ten paciencia y tómate esta parada como otro ejemplo de nudo literario.

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