Blog

Cómo se crean los personajes en una novela

Desde hace un año, cosa así, tenemos un portero nuevo en el edificio donde habito. Nunca he visto su cara. Al menos, la parte que tapa la mascarilla. El día que se la quite, probablemente no le reconoceré. Ya sé que esto no parece guardar relación alguna con el tema de cómo se crean los personajes en una novela, pero también decían en la tele que no habría guerra, y mira.

A lo que iba; este artículo te explicará los diferentes procesos que se siguen a la hora de generar y construir a las personas que aparecen en una novela. Es decir, los protagonistas, el narrador y el resto de personajes literarios.

Con todo, notarás una diferencia enjundiosa entre lo que cuenta un curso de escritura creativa y El orfebre de la palabra, pues con el primero aprendes a concebir mientras que yo te enseñaré a hacer magia.

Cómo se crean los personajes en una novela

Lee con atención el siguiente aforismo: «Un escritor urde una trama. Luego, la cose sobre papel». Esto significa que, primero, bocetas el hilo argumental y, a continuación, lo anudas a la aguja que narrará la historia. Bien; esa aguja son los personajes de una novela.

Tras esta breve introducción al maravilloso mundo de la costura, pasaré al no menos fascinante campo de la metalurgia, ya que, para forjar la herramienta puntiaguda, antes hay que fundir el basto metal de una idea que se encuentra en la mina de tu cabeza.

«¿Qué es lo que acabo de desear? ¿Ser un Hombre?… Después de todo, ¿por qué no?».

Cuentos crueles, Villiers de L’Isle-Adam.

En consecuencia, el concepto de personaje perderá su condición etérea y adquirirá una forma real. O sea, transformarás su esencia en presencia. ¿Cómo se logra esto? Confiriéndole los atributos que te muestro a continuación:

  • Generales: nombre, sexo, apodo, edad, profesión, relaciones…
  • Físicos: raza, altura, color de pelo, una pierna rota…
  • Psicológicos: asuntos relacionados con su carácter (preocupaciones, alegrías, gustos), su forma de ser (cretino, amable, inteligente…), peculiaridades mentales y su característica dominante.

Cualquier detalle, por nimio que sea, te ayudará a visualizar con mayor claridad a quien vagabundea por tu mente. Empero, recuerda que eres escritor, no alguien que trabaja en Recursos Humanos. Los personajes necesitan una biografía en lugar de fichas técnicas repletas de metadatos.

Por lo tanto, asume tu responsabilidad demiúrgica cuanto antes. Si das forma a una vida, también crearás un pasado que otorgue sentido a su existencia. De este modo, conviertes al personaje en persona, factor fundamental para que los lectores se sumerjan en la historia.

El sistema analítico contra el método intelectual

Este tema lo desarrollaré en el artículo: «¿Merece la pena hacer un curso de escritura?». Aquí, tan solo esbozaré los aspectos relacionados con la creación de los personajes en una novela.

Según la corriente académica, lo que te he contado en el apartado anterior se plasma por escrito. Por un lado, los datos técnicos, bien en formato de listado o mediante un breve texto descriptivo de cada personaje. Por el otro, la biografía, generalmente a través de una cronología.

El segundo sistema, más o menos, hace lo mismo. Eso sí, de manera esquemática y simplificada, salvo en el caso de los escritores principiantes, quienes no apuntan absolutamente nada. Más información acerca de este tema, la semana que viene.

Gracias a este trabajo preparatorio, contarás con una guía de referencia que unirás a la trama. Pero, cuidado, porque no lo digo de forma literal. Estas anotaciones solo sirven de boceto identificativo, por lo que algunas entrarán en la novela, y el resto las descartarás. Eso sí, las que pasen el filtro, requerirán una adaptación de estilo.

Por ejemplo, has definido a tu protagonista como «Mujer fatal (femme fatale), joven, llamativa, distinta al resto, cautivadora, hermosa no en el sentido convencional». Ya tienes los ingredientes, aunque no el plato. Hora, pues, de lucir tus habilidades culinarias.

  • Sírvelos en crudo y aliñados, a modo de ensalada: «Una joven cautivadora, con una hermosura poco convencional».
  • Ofrece un aperitivo: «Una de esas personas que atraen sin ser atractivas».
  • Elabora un plato más sofisticado (ver cita).

«Sin embargo, aunque un griego hubiera despotricado contra su asimetría, y un isabelino la hubiera llamado “gitana”, Miss Dobson […] era la estrella de los dos hemisferios».

Zuleika Dobson, Max Beerbohm.

Por qué es necesario hacer todo esto

En general, la gente piensa que la redacción de un libro consiste en «sentarse y escribir». Pues no es así. Esta idea infausta y popularizada ignora que una novela exige tiempo (mucho), técnica y conocimiento, además de un trabajo previo de documentación y de casting.

«Lo más difícil de explicar es la notoria evidencia que todo el mundo ha decidido no ver».

El manantial, Ayn Rand.

El resultado final contará una historia al lector, motivo de la importancia de desarrollar la trama con precisión. Asimismo, debe captar su interés. Aquí, la temática te echará un cable tremendo. Solo te falta lo más difícil: conseguir que le guste.

Obviamente, el estilo que emplees, el buen manejo de la palabra, las descripciones, los lugares donde trascurra la historia y la originalidad del planteamiento potenciarán la calidad técnica de la obra.

Empero, los personajes representan el elemento narrativo humano. Es decir, suponen el vínculo más directo con el lector, pues no solo la historia gira en torno a ellos, sino que generan situaciones y conflictos de los que le hacen partícipe.

Consecuentemente, se colarán en su vida. Bueno, en su imaginación. Aun así, se trata de gente desconocida. Ahora, piensa: ¿cuál es la primera pregunta que formula tu cabeza cuando un extraño te habla?

¿Quién eres?

Calla, mente, no des pistas. En efecto, quieres averiguar información acerca de una persona que es invisible. Por esta razón, los atributos que mencioné en el primer apartado te servirán para presentárselo y ponerle una cara.

Cómo conocí a vuestra madre

A medida que avanza la historia, el lector tendrá claro cuál es el rol de cada personaje y se habrá identificado con el protagonista. No me refiero en un plano personal, sino como quien le marca el camino de la trama.

Así pues, sabe que pasará mucho tiempo a su lado. Al fin y al cabo, es su guía. En este tipo de circunstancias, la gente habla, cuenta cosas de su vida, se abre… Por suerte, dispones de su biografía para estrechar el vínculo que has creado antes. En caso contrario, la relación se enfriará y el lector se alejará de la historia.

«Cuando haces daño a la gente, comienzan a quererte menos. Eso es lo que hacen las palabras descuidadas».

El dios de las cosas pequeñas, Arundhati Roy.

Parte de esta función la cumplen los secundarios, los monólogos internos o el narrador, quienes suplen la mudez del lector con sus intervenciones. No obstante, también el protagonista ejerce de comunicador para proporcionar información sobre el resto.

En resumen, si cuidas todos los aspectos relacionados con el apoyo, desarrollo y comunicación de tu novela, satisfarás al lector. Cuanto menos, reconocerá que se trata de un libro que «está bien», porque lo ha mantenido interesado hasta el final y no hace aguas por ningún lado. Traducido, cuatro estrellas en Amazon.

Nota: otra cualidad destacable de la guía consiste en su labor de chuleta cuando no recuerdas algún aspecto descriptivo de algún personaje una vez hayas avanzado en la historia. También la cronología te salvará de los errores temporales, creéme.

Fuentes de inspiración para crear personajes

Muchas veces me preguntan de dónde saco a los personajes de mis obras. Al igual que el resto de escritores, de muchos lados. Pero, dado que estoy hablando de cómo se crean los personajes de una novela, seré menos vago en mi respuesta.

En primer lugar, está lo que yo llamo el parto interno, donde la gestación y el desarrollo no reciben estímulos de fuera. Al menos, de forma directa. Por lo tanto, se trata de un proceso puramente intelectual. Matisse, sin ir mas lejos, irrumpió en mi cabeza a la media hora de concebir una idea que se convertiría en MuArte.

Luego, tienes el parto externo. En esta ocasión, la inspiración te la proporciona una persona. A veces, la conoces. Otras, simplemente la ves por la calle y le «robas» su cara o su cuerpo. Esto me pasó con Patricia, una de las protagonistas de Mambo, mafia y cha cha chá, y algún que otro personaje más de la trilogía caribeña.

«Pero, no sé, para mí, en mi estado, era una auténtica belleza circasiana, con su pelo negro ensortijado, sus prominentes ojos azules y su piel de chocolate».

Las Quimbambas, Jose Flores.

Precisamente, este ejemplo me sirve para hablar del parto mixto, una combinación entre persona real y elementos imaginarios. De hecho, es el más habitual de todos, ya que, normalmente, los escritores usamos a una persona real de referencia visual y, luego, la adaptamos a las necesidades de la novela.

¿Y la magia que habías prometido?

Cierto, pero nunca dije que lo haría ahora. Este artículo continuará la semana que viene con «Cómo se presentan los personajes en una novela». Hasta entonces, repasa este hasta que tengas nítida la importancia de los preliminares en el juego del amor literario.