Lo prometido es deuda; aquí tienes el tan esperado artículo sobre La literatura celta: las sagas. Eso, a pesar de que la Morrigan y sus hermanas me hayan visitado con panfletos sobre el Otro Mundo. Pero, bueno, parece que duraré lo que queda de año.
Después de dar pena, viene el contenido. Es bastante elemental, ya que trata sobre los elementos… (pausa para que te rías a gusto con el chiste… Puedo esperar) característicos de los héroes en las sagas celtas, además de su origen y su significado.
Por desgracia, el salmón tendrá que esperar hasta la semana que viene. Una vez más, he calculado por debajo el tamaño del artículo.
Unos héroes muy clasistas
Raro es el héroe cuyo nacimiento haya sido convencional. Cú Chulainn y Arjuna tuvieron por padres a Lugh (aparte de otro padre mortal) e Indra, respectivamente. La madre de Aquiles era una ninfa. El padre de Jesús, una paloma. Fernán González y Rodrigo Díaz de Vivar descienden de los legendarios jueces de Castilla. El resto, si no los tiran a un río tras el parto (Rómulo y Remo, Moisés), son bastardos, como John Snow, o de concepción incestuosa (Habis).
En cualquier caso, esta peculiar genealogía confirma que la sangre de los héroes es azul, ya que el colorante divino ha entrado en sus genes de forma directa o a través del representante de los dioses en la tierra. Por lo tanto, pertenecen a una clase social determinada, aunque esto te lo explicaré mejor en el siguiente apartado.
«Cumal, hijo de Trenmor, del clan Brascna, era el padre de Finn mac Cumaill, y había sido uno de los líderes más intrépidos de los fianna».
El ciclo feniano
Si has leído el artículo sobre «La literatura celta: una temática de otro mundo», sabrás que la clase religiosa contaba con una literatura propia: los mitos. Bueno, pues la de los héroes merecía un reconocimiento similar por sus hazañas. Así que, la literatura celta las recopiló en las sagas.1
Obviamente, el estilo debía adecuarse al contenido. Es decir, carecería de sentido emplear el tono oscuro e intelectual de los mitos en poemas destinados a loar y transmitir los hitos de una persona al público general. De ahí que la palabra tomase las armas y se convirtiera en épica.
Notas
1He generalizado todos los tipos de literatura heroica celta (cantares de gesta, leyendas, ciclos, etc.) bajo esta nomenclatura por comodidad.
El héroe fundador
Entre el Neolítico y la Edad del Bronce, las personas dejaron de verse como iguales para identificarse con una clase social concreta. Una de ellas, la de los guerreros-pastores, compartía el gobierno del pueblo con los sacerdotes (encargados de las leyes y de la comunicación con los dioses).
Mientras que la clase religiosa mostraba su autoridad mediante el secretismo y el conocimiento sobrenatural, la militar dependía de sus éxitos con las armas y de ser un espejo tanto de justicia como de respeto por las leyes. Bueno, pues nadie encarna este rol con mayor claridad que el «héroe fundador».
Si bien este primer líder existió (al fin y al cabo, alguien fundó ese pueblo), la veracidad de su historia es más discutible. Empero, eso es lo de menos, ya que este personaje —a veces, un pueblo entero, como los Tuatha Dé Dannan en Irlanda— simplemente representa el paso del nomadismo a la vida sedentaria.
El único problema es que este hecho histórico se adereza con una serie de elementos y simbología que justifican la superioridad y autoridad de las clases religiosa y militar sobre el resto por mor de la intervención divina.
«Y, como [las personas] creían que los dioses se manifestaban con apariencia humana, a un mago […] no le costaba mucho adquirir la reputación de ser un dios reencarnado».
La rama dorada, Sir James George Frazer.
En resumen, los mitos fundacionales desbordarán tu lógica de la Edad del Coltán y lo normal es que los interpretes como una fantasía psicotrópica. O como un montón de patrañas. No obstante, si los lees y los entiendes, te convalidan escritura subliminal y cuarto de manipulación mental al instante.
Requisitos para crear un héroe épico
A efectos literarios, la figura épica del héroe fundador determinó el modus operandi del resto de héroes que surgirían más adelante. En general, apenas hay diferencias destacables en este aspecto entre las diferentes literaturas, por lo que usa esta guía como referencia para tus protagonistas principales:
- En esencia, su aparición conllevará una alteración en el orden, ya sea de nómada a sedentario, de gobierno, etc. o la ampliación del reino.
- Nacimiento milagroso, poco ortodoxo, peculiar, profético…
«Deichtine se moría de vergüenza por acostarse con Súaltime al estar embarazada, así que, llegado el momento, se tumbó boca abajo y aplastó al niño que llevaba dentro. Luego, se entregó a Súaltime y se quedó embarazada al instante».
«El nacimiento de Cú Chulainn», El ciclo de Ulster
- Sufre un alejamiento iniciático, una ordalía o algo similar donde manifiesta sus poderes sobrenaturales.
- Derrota a monstruos y enemigos de todo tipo, lo que le transforma en una figura protectora del pueblo, conforme a los principios de la clase guerrera.
- En la época del Bronce, conduce un carro, que simboliza el recorrido del sol por el firmamento. Más tarde (siglo VII – V a.C.), demuestra el mismo carácter divino a lomos de un caballo.
- Aporta un conocimiento al pueblo. Por ejemplo, si se convierte en señor de las bestias, indica la enseñanza de la doma y/o ganadería. En cambio, cuando controla a un cuadrúpedo desatado, simboliza el uso del arado (típico de los mitos mediterráneos).
- Disfrutan de amantes de todo tipo, antes y después del matrimonio. También, de una amplia descendencia.
- Culmina su condición especial mediante una hierogamia: unión entre una deidad y una persona (clase religiosa) como símbolo de fertilidad para las cosechas.
- Tiende a morir cumpliendo su deber o por no haber respetado alguna ley.
Diferencias entre un héroe fundador y un héroe normal, corriente y sobrehumano
Muy fácil; un héroe fundador se transforma en dios mientras que el normal acaba en el Otro Mundo (en el caso de los celtas). De hecho, los nombres de los dioses nuevos posiblemente procedan de héroes fundadores, si hacemos caso a Evémero de Mesene. Así que, hazte una idea de cómo narraban sus hazañas en el pasado para llegar hasta ese punto.
Esta fusión entre persona y divinidad se observa en Moritagus, el fundador de Alesia, la ciudad sagrada de los celtas. Se sabe que era el rey de los senones, una tribu cuyo nombre fluye por el río que atraviesa París. Curiosamente, esta ciudad conserva el nombre de otra tribu celta: los parisii que, a su vez, fundaron Parisiorum en Inglaterra, ahora llamada Brough.
Bueno, al final del artículo encontrarás más nombres de origen celta por Europa. Te decía que Moritagus era un rey hasta que adquiere estado divino y su historia se une a la de Teutates, dios protector de los galos, antecesor de los hombres y legislador (observa cómo sus funciones identifican a las clases superiores mencionadas antes).
«Al final, es imposible no convertirse en lo que los demás creen que eres».
Julio César.
En cuanto a los héroes celtas, respetan los parámetros de heroicidad indoeuropeos, aunque añaden dos propuestas a considerar. Una, los banquetes y las cacerías, elementos fundamentales de la literatura celta que aparecerán en el próximo artículo, junto al salmón.
La segunda, sin embargo, rompe por completo el patrón tradicional. Porque la figura del héroe, además de un hombre, también lo representaba una mujer.
Las maravillosas heroínas en las sagas celtas
En efecto; la heroicidad entre los celtas no era cuestión de género, sino de valor. Si no me crees, te dejo esta cita como prueba de mis palabras:
«Una tropa entera de extranjeros no sería capaz de aguantar ante un solo galo si este le pidiera ayuda a su mujer, normalmente muy fuerte y de ojos azules que, hinchando su cuello, rechinando los dientes y blandiendo sus brazos cetrinos de gran tamaño, comenzaría a repartir golpes mezclados con patadas como si fuesen misiles lanzados por la cuerda de una catapulta».
Historias, Amiano Marcelino.
Del mismo modo, los primeros colonizadores de Irlanda fueron cincuenta y una mujeres y tres hombres, dirigidos por Cesair, aparentemente una nieta de Noé. Otras fuentes dicen que se su nombre era Banba y que le acompañaban sus dos hermanas (Fódla y Ériu), además de tres hombres y cincuenta y una mujeres más. Tal vez esta versión sea más realista, puesto que la isla esmeralda se llama Eire desde entonces por una de las hermanas.
En Gales encontrarás a Rhiannon, posible heroína fundadora, personificación de la diosa Epona o, al igual que Moritagus, las dos cosas a la vez. Por desgracia, los textos que disponemos sobre ella no la dejan en muy buen lugar, la verdad. A decir verdad, tampoco al resto de mujeres celtas importantes.
Esto se debe a que, como creo haberte dicho en alguna ocasión, los celtas no dejaron nada escrito. Quienes sí usaron pluma y vitela fueron los monjes cristianos medievales, dos adjetivos que casan muy mal con el concepto de igualdad celta. Empero, antes de contarte más cosas al respecto, reposarán mis ojos y mis dedos, que soy escritor, no héroe.
Este artículo continúa en <<La literatura celta: primera parte de la simbología consuetudinaria>>.
Los curiosos orígenes de la toponimia celta
- Viena: windo+bona (‘asentamiento blanco’).
- Ardenas: ardu+ard (‘bosque alto’).
- Gante: Gontia (nombre de una diosa celta).
- Caen: catu+mago (‘campo de batalla’).
- Lyon: lug+dunon (‘fortaleza de Lugh’, probablemente igual que Lugo).
- Paris: Parisii (nombre de una tribu celta).
- Bonn: bon (‘asentamiento’).
- Mainz: mogunt (‘poderoso’, del dios Mogons).
- Génova: genu- (‘desembocadura’).
- Bolonia: bon-onia (‘asentamiento’).
- Brescia: brigant- (‘lugar elevado’, o la diosa Brigintia).
- Bérgamo: briga- (‘altura rocosa’).
- Braga: de la tribu celta de los Bracari.
- Duero: dur (‘agua’).
- Évora: ebora (‘árboles’).
- Belgrado: ‘castillo blanco’, en eslavo, pero su nombre antiguo era Singidunum, donde dun significa ‘fortaleza’. El resto del nombre no se sabe si proviene de un pueblo o de otra palabra celta desconocida.
- Segovia: segu-, que puede significar ‘victorioso’, ‘fuerza’ o ‘seco’.
- O Grove: ok-ro+brig (‘colina prominente’).
- Monforte de Lemos: de la tribu de los Lemavi, donde lemo- significa ‘olmo’.
- Zürich: del latín Turicum y, este, del celta Turos, nombre propio celta.
- Avon: avon (‘río’).
- Manchester: mamm- (‘pecho’, por la forma de unas colinas).
- Exeter: del latín Isca Dumnoniorum (iska-, ‘agua, pez’, y nombre de la tribu Dumnonii, que también es el origen de Devon).
- York: eburo (‘tejo’).
- Aberdeen: aber (‘desembocadura’).
- Edimburgo: din Ediyn (‘fuerte de Ediyn’).
- Glasgow: glas+cau (‘agujero azul’).
- Belfast: beal (‘desembocadura’).