Blog

Cómo se pasa una novela a guion: entrevista con Caridad Fernández

Publicar está bien. Ganar un premio, mejor. Empero, que te compren los derechos de tu libro para hacer una película o serie mola más. Así que, por si te pasare esto, yo no, sino una de las guionistas más reputadas de España te contará cómo se pasa una novela a guion: entrevista con Caridad Fernández.

Gracias a sus conocimientos, descubrirás el inmenso trabajo que realizan los guionistas antes de transformar un texto en imágenes, por qué se producen variaciones con respecto a la obra original y algún secretillo que te quiera contar la insigne invitada, que ya tiene ganas de empezar a hablar sobre su trabajo.

Si te gusta esta entrevista, no te pierdas la que me hizo Manuel Vega Fierro cuando publiqué MuArte.

¿Qué diferencia a un guion literario de una novela?

Un guion es una obra que no acaba en sí misma. Es el inicio de un proceso que termina en el montaje de la película. Esa es la diferencia esencial. Luego, hay muchas otras diferencias; la más evidente es que el lenguaje audiovisual tiene que abordar lo que piensa y lo que siente un personaje con otras estrategias.

Es decir, no puedes soltar lo que está pensando un personaje así por las buenas; tienes que buscar otras estrategias, como una traducción visual, quizá contarlo por medio de acciones, puede que tengas que recurrir a otro personaje que ejerza como interlocutor…

Otra diferencia fundamental es el formato, porque el del guion lleva consigo cambios en el contenido. En un guion se funciona con unidades de tiempo y de espacio: las escenas o secuencias, y eso condiciona mucho la forma de contar.

¿Y a un guion literario de uno técnico?

Es muy diferente del guion literario. El guion técnico sirve para especificar los planos, el encuadre, la iluminación, etc. En él se detalla lo necesario para la grabación. Lo elabora el director o directora.

«Esto es un blog de escritura, ¿no?».

¿Por qué hay películas o series que modifican la historia original del libro?

Hay tantos motivos como adaptaciones. Imagínate que vas a adaptar una novela con muchísimos personajes, y te das cuenta de que la historia se dispersa. Por lo tanto, reduces personajes, quizá reduces tramas. Lo mismo al revés, ya que, aunque sean casuísticas opuestas, no evita que pueda ocurrir en la misma adaptación.

Al mismo tiempo que reduces personajes sin piedad, puede que generes más material sobre alguna de las tramas. En resumen, se trata de hacer más accesible la historia a las necesidades del lenguaje audiovisual y, a veces, esto implica cambios sustanciales.

A lo mejor te refieres a cambios más sustanciales todavía, porque me preguntas por cambiar la historia. Con el material de origen, un personaje o una serie de acontecimientos pueden ser solo un punto de partida y optas por contar la historia de otra manera, quizá dejando la trama en mínimos y transformándola.

Asimismo, puede que el personaje de una novela no sea lo suficientemente activo —en el sentido de mover los acontecimientos— como para construir la trama que necesitas en una película o una serie. En una película o una serie, el o la protagonista mueven el devenir de los acontecimientos con sus acciones. O esa es la convención en la construcción de un guion.

Continuación

Es probable que en una novela ocurra también, pero en literatura, a veces, los acontecimientos les «pasan». Esto lo digo con todas las precauciones del mundo, porque la escritura audiovisual cada vez se atiene menos a las «normas», y puede que encuentre verdad y movimiento interno en una protagonista no muy activa.

A mí me parece difícil mover una trama con un personaje que no pone en movimiento los acontecimientos, pero la escritura de series y películas, como ocurre con la literatura, es siempre más grande que las herramientas técnicas, y las normas son solo eso: herramientas.

«Un portazo es muy expresivo».

Hoy me he tomado un café con un compi, Jorge Hernández, con el que trabajamos en la adaptación de una novela, y comentamos lo importante que es el factor subjetivo a la hora de optar por trabajar más en unas líneas narrativas que en otras o, incluso, a la hora de transformar la trama.

Insisto en que la obra original, en muchos casos, es un punto de partida. No es que te parezcan «mejor» o «peor» tus decisiones que las del libro. Muchas veces es simplemente otra obra basada en la primera.

¿Qué tipo de novelas se guionizan mejor? ¿Cuáles son las más complicadas?

Pues mira, no tengo tanta experiencia en adaptaciones como para contestar a eso. Sin embargo, te voy a contestar. Hay novelas que gravitan más en la introspección que en la acción. Muchas de esas a mí me encantan, pero, claro, hay que buscar acción; tienen que pasar cosas y, a ser posible, capitaneadas por el personaje protagonista.

También es complicado mantener la voz del autor o autora. No necesariamente hay que hacerlo; depende de las decisiones que se tomen en la adaptación, pero muchas veces es una voz fascinante, y quieres a toda costa buscar las estrategias para que se mantenga sin hacer muchas horteradas, como una voz en off demasiado facilona o algo por el estilo.

«En un guion se funciona con unidades de tiempo y de espacio».

Me preguntas por novelas, pero, en dos ocasiones (una de ellas en un proyecto en el que estoy trabajando), me he topado con biografías y memorias; te exigen un esfuerzo de selección al principio, y esa parte es complicada.

No suele ser buena idea contarlo todo, pero necesitas que tu elección represente al personaje o represente su vida como un todo. Se trata de no hacer lo obvio, que es contarlo todo desde el principio hasta el final y chimpún.

¿Cuáles son los primeros pasos que seguís los guionistas para pasar una novela a guion?

No son pasos «obligatorios», sino los lógicos. No obstante, cada proceso es un mundo. Eso sí; el primer paso es obligatorio: leerse la novela.

Lo segundo, desglosarla, interiorizar su contenido y entender su estructura interna con lo que haga falta: esquemas, ejes cronológicos, etc., porque debes entender muy bien lo que tienes entre manos para decidir.

Si tienes la suerte de estar trabajando en equipo con personas que saben hacerlo, es fundamental conversar mucho, debatir mucho y escucharse mucho. En esta fase hay que tener paciencia, no ves la luz de buenas a primeras.

Y ¿después?

A partir de aquí, el proceso se parece bastante al de la escritura de cualquier película o cualquier serie, pero siempre con la mirada puesta en si tienes que generar material nuevo, organizar el que hay o, seguramente, ambas cosas y más.

Vamos, que estás siempre manejando tu referente. En todas las fases de construcción sigues leyendo, no porque no te hayas acabado el libro al principio, sino porque te enfocas en momentos más particulares de la trama.

Seguimos con la planificación básica: la estructura, trama y subtrama o subtramas, el arco de personaje. Todas esas conversaciones de antes se materializan en decisiones concretas. Si es para una serie, esto lo piensas mirando en horizontal, y hay que decidir el número de episodios y cómo se distribuye el contenido a través de ellos.

Y ahora llega la preescaleta, un paso más de concreción. La trama y subtrama o subtramas se desarrollan sin darle todavía la forma de escaleta. Es decir, sin dividir en unidades de espacio y tiempo.

Además, en la preescaleta es frecuente que desarrolles las tramas por separado, y quizá empieces a acercarte a cómo sería la mezcla de unas tramas con otras. Depende. A veces, una primera idea de la mezcla viene sola de forma natural.

Luego, se elabora la escaleta. Para contarte lo que es una escaleta me tendrás que hacer otra entrevista. Finalmente, se desarrolla guion dialogado.

¿Cómo solucionáis los problemas del contenido?

Esa es la pregunta del millón, por eso te la he contestado arriba antes incluso de que la formularas. Como en la escritura y en la vida misma, no son problemas, son oportunidades.

Por darte una respuesta general, respondería que los contenidos literarios se resuelven en el lenguaje audiovisual con acciones y con imágenes. Un portazo es muy expresivo y deja bastantes claros los sentimientos de un personaje. También se pueden resolver recurriendo al diálogo.

«Tienen que pasar cosas y, a ser posible, capitaneadas por el personaje protagonista».

Por suerte, esto no son ciencias exactas. ¿Y si la mejor solución es dejar un monólogo interior tal cual está? No me resisto a mencionar el monólogo final de The Dead (en España, Dublineses), la última película de John Huston.

Es una adaptación de Los muertos, un relato de Dublineses, de Joyce, dirigida por John Huston y con guion de su hijo, Tony Huston, que dijo sobre la película que su padre y él buscaban convertir las palabras en imágenes. Y, sí; a lo largo de la película, las palabras de Joyce se hacen imagen para acabar con total sencillez, dejando paso a la palabra.

Ahora que mencionas esa película, ¿cuáles son tus adaptaciones cinematográficas favoritas?

Para empezar, el más reciente, la serie Chernobyl. Está basada en Voces del Chernóbil, escrito por la ganadora del premio Nobel Svetlana Alexiévich. Yo creo que eso me lo contaste tú. El libro es no ficción, sino una recopilación de entrevistas. No es una adaptación en sentido estricto, pero es un gran ejemplo de diálogo entre libro y audiovisual.

Luego, Los puentes de Madison. El guion de Richard LaGravenese está adaptado desde la novela homónima de Robert James Waller.

Sigo por otra obra maestra: El hombre que mató a Liberty Balance. James Warner Bellah y Willis Goldbeck adaptan un relato de Dorothy M. Johnson, prolífica autora de western, a quien debemos Un hombre llamado caballo y El árbol del ahorcado, también adaptadas a películas.

El relato tiene todos los mimbres que hacen memorable la película, pero se extiende a través de solo 20 páginas. Como es lógico, la película directamente añade tramas, y se extiende a partir de lo que en el relato es solo un detalle. No sé por qué, pero al ver cómo han adaptado el relato, la peli me gusta todavía más.

Finalmente, Dublineses, que ya la he citado más arriba para mostrar cómo hay cosas que, en teoría, no se deben hacer, pero a veces se hacen y es maravilloso; nos deja claro todo lo que nos puede dar la unión de la literatura y el audiovisual más allá de las reglas.

¿A qué aspectos de la obra prestáis más atención? ¿A cuáles menos?

Hay que prestar atención a todo, porque en la obra en conjunto está su alma, su identidad. Que prestemos atención no significa que se quede todo. Puede que tengas que renunciar a lo que más te gusta.

«En resumen, se trata de hacer más accesible la historia a las necesidades del lenguaje audiovisual».

¿Mantenéis algún contacto con los autores cuando se pasa una novela a guion?

En mi caso podría probar el espiritismo, pero por ahora no me animo. Los proyectos en los que he trabajado son de autoras y de autores muertos.

El proceso es largo y variado. Lo más frecuente es que no se compren los derechos de golpe. A veces, se compra una opción sobre los derechos mientras se hace un desarrollo. Eso supone contactos dilatados en el tiempo, con los autores o autoras, o con quien tenga los derechos (editoriales, herederos).

Las productoras se suelen encargar de este trabajo, aunque, como es lógico, siempre hay conversaciones con el equipo creativo. En lo que yo conozco, los contactos durante el proceso y posteriormente dependen de cada caso.

¿Cuánto tiempo se tarda en redactar un guion?

Depende de lo que tengamos entre manos y de muchos factores. Entre ellos, si es un proyecto propio o tienes plazos de entrega. Es diferente una película a un capítulo de una serie. También depende de la complejidad del proyecto y del material del que partimos.

Si hablamos de adaptar una novela a película, por ejemplo, te podría decir que una primera versión podría estar en cuatro o cinco meses. Pero si hablamos de un capítulo de una serie, a lo mejor hablamos de quince días.

Yo he trabajado sobre todo en desarrollos de proyectos televisivos y, ahí, las necesidades de producción y el trabajo en equipo hacen que el tiempo se optimice. Cuando ese engranaje se pone en marcha, hay ya un trabajo previo de creación del proyecto, y eso es difícil de cuantificar.

¿Qué tiene que tener un guion para que una productora se comprometa?

Ahí te respondería que es un proceso muy complejo, y que el guion es parte de un proyecto. Es la pieza fundamental, desde luego, pero hay que construir un proyecto en un sentido más amplio.

Lo más importante es tener un proyecto que enamore, para empezar, y que tenga un guion bien escrito, y para eso hace falta profesionalidad. Ese guion debe alimentar el flechazo. Además, tiene que ser viable en el sentido comercial, que se pueda producir, que pueda conseguir las inversiones necesarias.

«No son problemas, son oportunidades».

¿Por qué enamora un proyecto? La respuesta es escurridiza. Buenos personajes, buenas historias que nos incumben y nos emocionan… La técnica de escritura nos ayuda a conseguirlo, a construir buenos personajes, tramas bien desarrolladas…Pero hay algo más difícil de definir, y eso es lo grande de la escritura.

En las cuestiones comerciales, no entro… Esto es un blog de escritura, ¿no?

¿Es normal que el director realice cambios sobre el guion que le entregáis?

Vaya por delante lo que te decía al principio, que un guion no es una obra final. La obra final es la película o el capítulo de la serie.

Como te decía, yo he trabajado sobre todo en el desarrollo de proyectos televisivos, así que te puedo contar mi experiencia. Siempre hay cambios, pero en este engranaje que te comentaba, los cambios cuando el guion llega a dirección no son sustanciales.

A lo largo del proceso sí que hay muchos cambios desde la primera versión, cambios relacionados con los contenidos y con las necesidades de producción, pero no tantos desde la última versión del guion a la grabación.

«Es diferente una película a un capítulo de una serie».

En televisión, la última palabra la tiene la figura del showrunner, una producción ejecutiva muy vinculada a la autoría. Ya te digo que hay muchos cambios entre versiones. Siempre hay cambios que vienen de dirección, pero si hay algo importante se hablan antes con producción ejecutiva.

Durante la grabación, habrá cambios en el acting o en los diálogos, pero no de mucho calado. A veces, se caen secuencias del guion, por ejemplo. Te hablo de una serie de televisión, ¿eh?

Más allá de que a la hora de dirigir haya cambios sobre el contenido específico del guion, el propio acto de dirigir, la interpretación, la fotografía…, todos los elementos del proceso completan y transforman el guion.

¿Cómo y dónde se aprende a escribir guiones?

Hoy en día, hay estudios universitarios, como Comunicación Audiovisual, que pueden ser una opción para tener una formación básica. Pero hay muchos guionistas que provienen de otras carreras, del ejercicio del periodismo o que son autodidactas.

Hay muchos másteres o escuelas específicas de guion para consolidar esta formación de carácter general, y que no voy a citar porque se pueden encontrar fácilmente por internet.

Bueno, sí te voy a citar una, Metrópolis-ce. Ahí estoy yo. Es una opción muy interesante para adquirir conocimientos específicos, para hacer prácticas y conocer de primera mano el proceso de trabajo.

Sobre la entrevistada

Caridad Fernández López es licenciada en Ciencias Políticas y Sociología y Máster en Estética y Teoría de las Artes, ha desarrollado su actividad profesional en la documentación y desarrollo de series de ficción televisiva: Compañeros, Mis adorables vecinos, Una bala para el Rey, Cuenta atrás, Punta Escarlata.

También escribe teatro, discursos e imparte clases de guion. Le interesa la experimentación en el terreno de la escritura creativa.

es_ESSpanish