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Comenzaré esta introducción explicándote el motivo por el que he escogido a los 3 escritores británicos que deberías conocer: guardan un vínculo secreto con quien pone palabras a este artículo. Y con Harry Potter.

Obviamente, nuestra relación te la desvelaré al final, pues flaco favor haría a mi profesión si prescindiera del suspense en la narrativa. Así que, pasaré al resumen del contenido: informarte sobre la obra y estilo de los autores que te presentaré en breve.

Por último, pero no por ello menos importante, no te olvides de poner bermejo al corazón que palpita solitario bajo la sombra del titular ni de compartir estas recomendaciones literarias en tus redes sociales.

3 escritores británicos que deberías conocer: Sebastian Faulks

En 1953, cerca del castillo de Donnington (Berkshire), nació Sebastian Faulks, el primero de los tres escritores británicos que deberías conocer. Sobre todo, si te gusta la novela histórica bien documentada, con personajes cuidadosamente desarrollados y una estructura compositiva episódica donde las tramas te atrapan entre sus fauces mientras tus ojos devoran las hojas.

Al igual que Pat Barker (trilogía Regeneración), Louis de Bernières (La mandolina del capitán Corelli), William Boyd (Restless) y Alan Hollinghurst (La línea de la belleza), Faulks representa la nueva hornada de ficción literaria británica que surgió en la década de los ochenta y se asentó durante los noventa. Es decir, autores que sumaron sus nombres a los de otros veteranos —como Penelope Fitzgerald (A la deriva) o Martin Amis (Dinero)— en este estilo narrativo.

La inspiración de sus novelas proviene de Austen, Orwell, Dickens y Salinger en su primera etapa, y de Roth, Bellow y Updike en la actual. Empero, todas están diseñadas en torno a una idea central —normalmente, la identidad— y dos o tres secundarias que transcurren en un eje temporal único o espaciado. De hecho, el autor parangona su trabajo con el tema recurrente y las variaciones que componen una pieza musical.

Por cierto, antes de pasar a su obra, permíteme que te advierta de que esta se caracteriza por el mimo con el que emplea el lenguaje a fin de relatar historias vívidas1 y ricas en descripciones detalladas (écfrasis). Así que, asegúrate de que la edición que adquieras ofrezca una traducción de garantías o defenestrarás el libro.

Notas

1Después de «ganar» el Literary Review en la categoría de Peor Sexo en Ficción (1998) por Charlotte Gray, su narrativa se volvió asaz explícita en lo concerniente al acto del fornicio.

La obra de Faulks

Sebastian Faulks ha escrito dieciséis novelas de ficción donde el amor, la guerra, los espías, la psicología o la nostalgia se transforman en palabras. Aunque una de sus obras destaca por encima de todas. No entiendas por esto que hay quince malas. Al contrario; son buenas. Infaustamente, el libro al que me refiero es muy muy bueno, de modo que ha condicionado las expectativas de sus lectores.

El orden en el que te las mostraré no sigue la cronología de su publicación, sino la época y el lugar en las que transcurre la historia. Créeme; así te orientarás mejor con su trabajo.

Primeras obras

  • A trick of the light (1984): pese a su aceptable acogida, te sugiero que empieces con otra. Se trata de su debut literario, y se nota. Entorno: la Inglaterra de la segunda mitad del XX.
  • A Fool’s Alphabet (1992): narra la vida de un fotógrafo a través de sucesos en diversos lugares del mundo. Los capítulos siguen el alfabeto, como Las increíbles aventuras de Mr. Flowers.

Francia

  • The girl at the Lion d’Or (1989): primera parte de una trilogía sobre la Primera Guerra Mundial. Los tres libros abordan el desarrollo de la psique individual a través de la experiencia del trauma.
  • La canción del cielo (Birdsong, 1993): segunda parte de la trilogía, aparte de su magnum opus y causa de insatisfacción posterior de muchos de sus lectores. Se recomienda sola.
  • Charlotte Gray (1999): fin de la trilogía.
  • Paris Echo (2018): de cómo el pasado (ocupación nazi) se manifiesta en el presente (París actual).

«Esto no es una guerra; es una investigación para ver hasta dónde se puede degradar a los hombres».

La canción del cielo, Sebastian Faulks.

Sigo

Austria

  • Human Traces (2005): inicio de una (posible) trilogía acerca de la evolución e impacto de la psicología, la psiquiatría y la neurociencia. El espacio temporal de esta obra abarca desde finales del XIX hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial.
  • Snow Country (2021): segunda parte; más o menos, durante el periodo de entreguerras. Raro en él, le falla el final; excesivamente sensiblero, en mi opinión, para un autor de su talla. Sobre todo, después de haberlo bordado en Human Traces.

Segunda mitad del siglo XX

  • Where My Heart Used to Beat (2015): Francia e Italia, entre 1944 y 1960. Un viaje por la transformación idealista de Europa. A mí me gustó, pero algunos lectores habituales de Faulks discreparán con mi opinión.
  • On Green Dolphin Street (2001): años 60, nostalgia y pérdida de la esperanza en Estados Unidos.
  • Engleby (2007): Década de los 70 y el principio del nuevo milenio en Inglaterra, con una generosa cantidad de suspense y un narrador sospechoso. Quizá, después de La canción del cielo, su libro más valorado.

Gestalt

  • A week in December (2009): una semana de diciembre en 2007 en Londres a través de los ojos de distintos personajes. Faulks rompe aquí de manera radical con su estilo narrativo y estructural. Así que, tenlo en cuenta antes de emitir un juicio sin haber leído nada suyo previo.
  • A possible life (2012): cinco historias en cinco espacios temporales distintos que analizan la transitoriedad de la existencia humana. Libro para leer con una copita de oporto y un cigarro.

Y termino

Continuador

  • La esencia del mal (Devil May Care, 2008): Ian Fleming Productions pidió a Faulks que escribiese la novela de James Bond que conmemoraba los cien años del nacimiento de Ian Fleming.
  • Jeeves and the Wedding Bells (2013): el icónico personaje creado por P. G. Wodehouse regresó a las librerías después de que sus herederos escogiesen al autor de Donnington para publicar una nueva historia del Inimitable.

Nueva

  • The Seventh Son (2023): solo te puedo decir que sale a la venta en septiembre de este año.

3 escritores británicos que deberías conocer: Cass Pennant

¿Faulks te parece demasiado intelectual? Entonces, te encantará el estilo de Cass Pennant. Aunque, tal vez, no tanto su temática.

Verás, este escritor de Doncaster (Yorkshire) se ha especializado en una de las actividades británicas más conocidas: la violencia en el fútbol. Y, para que te hagas una idea de su dominio de la materia, lee el siguiente párrafo.

Pennant vio la luz de este planeta en 1958. Desde pequeño, sufrió acoso. En el colegio, a causa de su nombre.1 En la calle, por ser hijo de una inmigrante. Pese a que lo había adoptado una familia de Londres, su color de piel delataba su origen jamaicano, algo que una ciudad blanca hasta la médula le recriminaba a diario. Así que, imagínate cómo le tratarían en los setenta y los ochenta, época dorada del hooliganismo.

Veamos; si bien el deporte había provocado algún disturbio que otro en el pasado (revuelta de Nika, 532), el fútbol inglés ascendería el disturbio a deporte cuando, durante la década de los sesenta, un grupo de clase trabajadora londinense se rebeló contra la sofisticación del movimiento mod y los ideales de paz y amor jipiburgueses, formando una subcultura con identidad propia que ha perdurado hasta la fecha de oi.

En efecto; los skinheads, quienes no tardaron en extender su inconformismo reaccionario entre los aficionados de su mismo estatus marginal que se reunían en las gradas de los estadios. Ojo; por aquella, carecían de ideología y su agresividad correspondía a la sempiterna lucha de clases —acuérdate de Wagner en Dresden—. El nacionalismo, el racismo y el odio a los inmigrantes apareció poco después, debido a la influencia de organizaciones políticas radicales.

Notas

1Carol. Cass es el apodo que se puso por Cassius Clay en 1963.

Carrera literaria

Una vez situado el contexto, vuelvo a la historia. Pennant encontró apoyo en el I.C.F., organización de la cual no solo formaría parte —repartía tarjetas—, sino que acabaría dirigiendo.

Las siglas corresponden a la palabra empresa (Firm) y a la línea de trenes de larga distancia en aquella época (InterCity). Es decir, el transporte con el que el I.C.F. se desplazaba en los partidos fuera de casa. Porque Cass, con su 1,93 m de estatura y su tez negra, se habían unido a uno de los grupos hooligans más salvajes de Inglaterra.

«Estar profundamente implicado en la violencia y la cultura de bandas formaba parte de la moda juvenil para muchos en aquella época. […] Ese primer culto skinhead del 68 fue un gran fenómeno».

Congratulations, You Have Just Met the ICF, Cass Pennant.

Allí, su nombre se convertiría en leyenda. También, en el primer hooligan al que condenaron a la cárcel (cuatro años), lugar que visitaría una vez más antes de trabajar como portero en un club, donde le pegaron tres tiros.

Tras esta experiencia, regresó al mundo del vandalismo futbolístico. Empero, optó por la vía literaria, reformado y con el objetivo de alejar a los jóvenes de la violencia. Sabia decisión: actualmente, Cass es un superventas en Reino Unido .

Libros recomendados

  • Cass (2002): su biografía y fuente de la película sobre su vida (Cass, 2008).
  • Congratulations, You Have Just Met the ICF (2002).
  • Top Boys (2006).
  • You’re Going Home in a F*cking Ambulance (2022).

3 escritores británicos que deberías conocer: Irvine Welsh

Obvio es que Irvine Welsh, el tercer escritor británico que deberías conocer, se encuentra a medio camino entre la alta literatura de Faulks y la callejera de Cass Pennant.

Obvio es que leer a este escocés (Leith, Edimburgo, 1951 [según la policía], 1958 [según él]), quien definió a Chicago «como Nueva York, pero sin los gilipollas»,1 te sumerge en un mundo descarnado, vesánico, lisérgico, frenético, delirante, alienante. Sin miramientos, sin remilgos, sin distinguir amigos de enemigos, su prosa directa golpea como un boxeador y aúlla como los Pistols, pues ignora el término políticamente correcto y no recula ante lo prohibido: drogas, alcoholismo, escatología, sexo, pedofilia, pornografía, violaciones, necrofilia, bestialismo, tortura, suicidio…

3 escritores británicos que deberías conocer

«La cabeza [del pene] abomba su mejilla. Horrible, esa tumefacción, esa distorsión facial».

Pesadillas del Marabú, Irvine Welsh.

Obvio es que sus libros no agradarán a los lectores de piel fina. Mucho, en cambio, a los seguidores de Bret Easton Ellis (American Psycho) y Chuck Palahniuk (Snuff ), pero también a quienes hayan disfrutado con Anthony Burgess (La naranja mecánica) o Nick Hornby (En picado).

Obvio es que Welsh pertenece al grupo de escritores de la generación X;2 aquella que le puso el toque shakesperiano y dickensiano a la crítica social realista de los Zola, Balzac y compañía, aparte del lenguaje coloquial, jergal, vulgar, moderno e irreverente que caracterizó al posmodernismo literario a finales del siglo XX.

Y obvio es que el vocabulario no estandarizado resulta complejo (o imposible) de adaptar a otro idioma. Máxime, cuando un autor, como el que preside este apartado, introduce el dialecto edimburgués dentro de la narrativa. Por tanto, sin desmerecer el excelente trabajo de sus traductores, te sugiero que hagas el esfuerzo de leer la versión original (incluye glosario).

Notas

1The Guardian, 17 de abril, 2015.
2Llamada así por una novela de Douglas Coupland: Generación X (1991).

Unos detalles técnicos e influencias

Welsh emplea los recursos estilísticos, estéticos, estructurales y narrativos habituales en el posmodernismo: corriente de conciencia, humor negro, antihéroes, narradores sospechosos, alteraciones tipográficas, etc.

Por otro lado, además del ya mencionado léxico dialectal, su obra presenta los siguientes elementos distintivos:

  • Ruptura de la linealidad: ya sea a través de la perspectiva múltiple o mediante la fragmentación de la historia (ver MuArte).
  • El universo: los personajes y lugares de un libro reaparecen en novelas que no son secuelas o precuelas de ese. Lo mismo sucede en la obra de Salman Rushdie o Christopher Moore.
  • La parábasis: esto te lo explico en el apartado que viene a continuación.
  • Diálogos: destacan por su naturalidad.

El último punto me servirá para enlazar con sus influencias, pues la fuente de gran parte de lo que escribe procede de gritos y conversaciones en los pubs, de las esperas haciendo cola y de los viajes en autobús —como Azcona y Berlanga—.

Veamos; la despersonalización, el retrato obsceno de lo mundano y el uso del dialecto escocés (en este caso, el glasgüense) lo descubrió con The Busconductor Hines (1984), de James Kelman. Luego, Janice Galloway le transmitió el hálito de esperanza al que se aferra una clase obrera excluida y humillada con The Trick is to Keep Breathing (1989), mientras que el Laidlow (1977), de William McIlvanney, le empujó hacia la criminal crueldad sexual.

Asimismo, le fascina el modo en el que Alasdair Gray (Lanark, 1981) plasmó los efectos de un colapso económico en la atomización existencial de una ciudad. Empero, su mayor inspiración se la debe a la trilogía Sword of Honour (1952-1961), de Evelyn Waugh (autor de Retorno a Brideshead ): «Observa realmente bien la psicología del schadenfreude masculino y la competitividad» (The Guardian, 20 de agosto, 2022).

La parábasis welshiana

Tal vez, la definición más apropiada de la obra de Welsh sea «evasión sin victoria». De la vida, de uno mismo, de varias generaciones de escoceses náufragas tras el hundimiento político, social y económico del Reino Unido a principios de los setenta, cuando la brillante sonrisa psicodélica se apagó, sumiendo a la clase baja, tan baja como sus sueldos o su techo de crecimiento, en la oscuridad del nihilismo urbano.

Pese al desquicio, apareció un resquicio en forma de hechizo que rompía la maldición y los alejaba de la degradación y del estancamiento: la artificialidad edénica de Baudelaire (maldito también él). Ciertamente, la ilusión que recreaba no era más que un espejismo, una quimera, una fatamorgana. Solo que, por muy irreal que fuese el medio, transmitía la sensación de salida. Falsa, en efecto, pero una salida.

«Escojo no escoger la vida. Escojo algo distinto. ¿Y mis razones? No hay razones. ¿Quién necesita razones cuando tienes heroína?».

Trainspotting, Irvine Welsh.

Welsh emplea la parábasis a fin de convertir esa distorsión de la realidad, esa huida hacia ninguna parte en una tragicomedia del proletariado. Es decir, el elemento evasivo ejerce de catalizador narrativo.

De esta manera, la estructura argumental reproduce los efectos psicoactivos del glamur mediante un proceso circular de consumo, subidón, paranoia, la inevitable bajona, el mono y vuelta al inicio del círculo. Como las almas de los condenados por Dante. Aunque los personajes del escocés no se limitan a recorrer un anillo, sino que los suben y bajan a lo largo de la novela. En cualquier caso, ninguno saldrá del infierno.

Obra

Provocadores y escabrosos, sus libros sacaron a los lectores de la «zona de confort». Algunos se ofendieron, de modo que apartaron la mirada —al igual que los gobiernos y la sociedad previamente— al ver la turbidez urbana, las jeringuillas, los eccemas del sida, los vídeos explícitos de mujeres penetradas por perros…

Desagradable, en efecto, pero real. Muy real. Todo lo contrario que la biografía del autor, donde prodiga mayor ficción que en sus novelas. De hecho, probablemente Trainspotting describa mejor su juventud que la citada biografía. Y, si algo que relata no lo hizo él, apuesta a que lo hizo alguien que conocía.

Empero, por encima de su realismo crítico salpimentado con recuerdos, la obra de Welsh constituye una oda al soma védico, al escapismo químico, a la cultura subversiva del punk, al espíritu hedonista de las raves y a la rebeldía de «una generación completa sin nada que realmente les pertenezca […], así que, muchos jóvenes encontraron algo que les proporcionó una identidad» (Boy George, documental Chemical Generation, 2001).

En definitiva, el escocés —afincado en Chicago— retrata la época que unimismó a una juventud a la deriva de dos tiempos verbales: pasado y presente, sin futuro; aquella que escogió el engaño de la droga en lugar del de la autoayuda para evadirse del determinismo que cantaban los Godfathers.

Ahora, sí; la obra

Trainspotting

  • Trainspotting, 1993.
  • Porno, 2002: secuela.
  • Skagboys, 2012: precuela.
  • Dead Man’s Trousers, 2018: secuela.

Escocia

  • Pesadillas del Marabú (Marabou Stork Nightmares), 1995.
  • Escoria (Filth), 1998.
  • Cola (Glue), 2001.
  • Secretos de alcoba de los grandes chefs (The Bedroom Secrets of the Master Chefs), 2006.
  • Crimen (Crime), 2008.
  • Un polvo en condiciones (A Decent Ride), 2015.
  • The Long Knives, 2022: secuela de Crimen.

América

  • La vida sexual de las gemelas siamesas (The Sex Lives of Siamese Twins), 2014.
  • El artista de la cuchilla (The Blade Artist), 2016.

Relatos cortos

  • Acid House (The Acid House), 1994.
  • Éxtasis: tres relatos de amor químico (Ecstasy: Three Tales of Chemical Love), 1996.
  • Si te gustó la escuela, te encantará el trabajo (If You Like School You’ll Love Work), 2007.
  • Col recalentada (Reheated Cabbage), 2009.

COYI

Imagínate qué sorpresa nos llevaríamos Faulks, Pennant, Welsh y quien te escribe cuando leímos estas frases en Harry Potter y la piedra filosofal:

«Harry había pillado a Ron dándole toques al póster de Dean del West Ham, intentando que los jugadores se movieran. […] Ron y Hermione se reunieron con Neville, Seamus y Dean, el fan del West Ham, en la fila de arriba».

Harry Potter y la piedra filosofal, J. K. Rowling.

Así es; los 3 escritores británicos que deberías conocer y el escritor español que ya conoces somos hinchas del West Ham,1 reciente campeón de la Conference League, motivo de que haya publicado este artículo.

En cuanto a Rowling, la autora anima a los, puaj, Spurs. La referencia al West Ham la puso por un amigo de toda la vida, Troy, apasionado seguidor de nuestro equipo.

Notas

1Si bien es cierto que Irvine Welsh comparte su afición con el Hibernian Football Club, y yo con el Djurgårdens IF Fotboll.