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Cómo se gesta una gesta: el origen de la leyenda de Arturo

El proceso de creación de un libro es interesante, pero ni te imaginas lo apasionante que resulta descubrir cómo se gesta una gesta: el origen de la leyenda de Arturo. Así que, no te asustes si pierdes la noción del tiempo o tu vello corporal se eriza, pues este artículo embelesa tanto como fascina.

Aquí, encontrarás la cronología completa de los libros que narran los hechos artúricos, además de los que contribuyeron a ampliar el reparto de personajes según avanzaba el tiempo. Eso sí, he reservado lo mejor para el final, donde te contaré mi teoría al respecto de quién era este caballero singular.

Quiero aclarar que el tema del que hablo corresponde a la creación de la leyenda de Arturo, no a la demostración de su existencia. En el artículo sobre la materia de Bretaña desarrollé el impacto e influencia que tuvo su figura durante el Medievo, por lo que, ahora, analizo la literatura que generó el mito.

Como supondrás, se trata de un artículo largo. Muy largo, de hecho. No marmulles; la gloria sonreirá a quienes muestren un corazón bravo. Hay uno debajo del título del artículo, palpitando solitario. Espero que lo pinches cuando termines esta lectura, porque significará que te ha gustado.

Cronología literaria de la leyenda del rey Arturo

Dicen que las leyendas se forjan con el tiempo. En el caso de Arturo, se forjó y reforjó a medida que pasaban los siglos y cambiaban los mandamases de Inglaterra. Al fin y al cabo, esa es la especialidad de la literatura celta: crear historias que se adaptan muy bien a la eterna traslación de nuestro planeta.

Gracias a la impagable labor de los monjes que transcribieron sus poemas, disponemos de una referencia aproximada sobre el funcionamiento de este proceso lírico y compositivo desde la Edad de Bronce. Incluso, pese a las alteraciones derivadas de la religión cristiana.

El problema es que, bueno, muchas obras nunca llegaron al papel, se perdieron en la tradición oral o resultan imposibles de datar con exactitud.

Sin embargo, Arturo nace en la Edad Media. Es decir, no es un héroe precristiano, sino altomedieval. Así que, disponemos de una cronología manuscrita que detalla el proceso de creación de un héroe celta por completo y por primera vez en la historia. Obviamente, hay muchos agujeros hasta el siglo XII que generan muchas hipótesis. Por ejemplo, si se trataba de un personaje real, inventado o un caldero de varios héroes con el mismo nombre.

Nunca lo sabremos y, francamente, me da igual. Toda historia celta tiene lo mismo de fantástico que de realidad, por lo que esta no será diferente. Así que, olvídate de la leyenda y disfruta de la magia de la arqueología literaria.

La batalla de Badón (entre 482 y 500)

Según De Excidio et Conquestu Britanniae, de Gildas, el avance germánico se detuvo tras su derrota en la batalla de Badón (no da detalles de su ubicación) contra las tropas celtas y romanobritanas al mando de Ambrosio Aurelio. No obstante, el monje no menciona su nombre en esa victoria decisiva ni el de Arturo ni el de nadie.

Hay dos motivos de peso por el que inicio la cronología artúrica con esta obra. Primero, Gildas es contemporáneo de la batalla. Por lo tanto, narra hechos que sucedieron en su época. Segundo, su objetividad: aceptable. De hecho, Beda el Venerable lo utilizó para su Historia ecclesiastica gentis Anglorum (ca. 731), una de las pocas crónicas fiables (tal vez, la única) sobre la historia de la Inglaterra anglosajona.

De Excidio et Conquestu Britanniae comienza con la conquista romana de Britania hasta la llegada de los pueblos germánicos. Luego, continúa y termina con una feroz crítica jeremíaca a los monarcas y al clero locales, a quienes culpa de haber provocado las invasiones a causa de sus ofensas al Altísimo.

Deduzco por estas palabras que los acusa de pelagianos, ya que también insinúa que Dios había enviado a los anglosajones para limpiar esta herejía de la isla. Empero, puedo estar equivocado y que, simplemente, pecasen a lo grande, ignorasen a la autoridad eclesial o las dos cosas a la vez. Aun así, lo importante es que Gildas afirma que vencieron a los invasores por mediación de la gracia de Dios, sin mencionar los nombres de los combatientes.

Un héroe en tiempos revueltos

Alrededor del año 600, más o menos un siglo después de Badón, los gododdin celtobritanos se enfrentan a los anglos en Catraeth. Solo sabemos que este lugar se hallaba dentro del Hen Ogledd (sureste de Escocia, noreste de Inglaterra), además de que ganaron los segundos.

Después de la batalla, Aneirin, un bardo galés, compuso un poema élego a los héroes caídos, cuya estrofa 99 dice lo siguiente:

«Aunque no era Arturo entre los poderosos de la batalla, en la primera fila, Gwarddur era una empalizada».

«Y Goddodin», Libro de Aneirin, Aneirin.

Esta es la primera referencia literaria que existe de Arturo, aunque figura como sinónimo de bravura, bizarría y valentía, no como uno de los participantes en Catraeth. En vista de que Gildas tampoco lo cita por ningún lado, asume que, si el protagonista de la leyenda existió, lo hizo en algún momento del VI. Siempre y cuando, claro, no se refiera a otro Arturo distinto, del mismo siglo o más antiguo.

No obstante, eso es lo de menos. A efectos de esta investigación, disponemos de la evidencia de que el nombre de Arturo, en esta fecha, se asocia a los atributos característicos de un héroe. Sobre todo, celta. Así que, imagino que recordarían su participación en alguna batalla donde los celtobritanos resultaran victoriosos. Por suerte (para nosotros), esto no sucedía a menudo, ya que lo normal es que salieran escaldados.

Victorias britanas contra los invasores germánicos hasta Catraeth

Después de la retirada romana, los celtas y romanobritanos se dividieron en múltiples facciones independientes, al estilo de las tribus celtas originarias, y pronto surgieron rivalidades de poder, seguidas de inevitables enfrentamientos locales.

Cuando llegaron los pueblos germánicos, se encontraron con que, literalmente, cada grupo hacía la guerra por su cuenta. Además, las tropas rivales carecían de una preparación militar adecuada y, mucho menos, de un ejército nacional.

Aun así, los celtas y romanobritanos derrotaron a los invasores en varias ocasiones. Muy pocas, en efecto, pero documentadas. Por lo tanto, es razonable pensar que la leyenda de Arturo surgiera al término de alguna de las siguientes batallas:

  • Mold (429), tropas dirigidas por el obispo Germán de Auxerre.
  • Mercredesburne (485), donde Roger de Wendover dice que Ambrosio Aurelio estaba al mando, aunque su crónica procede del siglo XIII.
  • Badón (entre 482 y 500), la más importante hasta entonces.
  • Arfderydd (ca. 573), donde se aliaron los ejércitos de Gwenddoleu ap Cedio y de Riderch Hael o de Peredur (futuro caballero Percival de Camelot) y Gwir. Esta batalla saldrá más adelante,
  • Wooden’s Burg (592), dudosa, puesto que parece que se trató de una guerra entre Ceawlin, rey anglosajón de Wessex, y Ceol, su sobrino.

En vista de que Gildas no habla de Arturo en Badón, pero Aneirin sí lo hace en Catraeth, Arfderydd sería la única batalla victoriosa donde podría haber nacido la leyenda de Arturo. Empero, Gildas no menciona a Arturo ni a nadie en Badón, de modo que no podemos asegurar con exactitud que no participase en esta o en alguna de las anteriores.

Eso sí, las probabilidades juegan a favor de Arfderydd por dos motivos:

  • Cercanía temporal (Arfderydd: 573, Catraeth: 600).
  • Proximidad geográfica (Arfderydd: Cumbria, Catraeth: Hen Ogledd).

El misterioso agujero

Todo iba bien hasta ahora, pero, entonces, la isla se sumerge en el silencio hasta el siglo IX. Bah, mentira; solo quería darle un poco de suspense dramático a la narración. Aquí publica Beda el Venerable su Historia ecclesiastica gentis Anglorum, la mejor crónica medieval de la historia de Inglaterra.

A pesar de la buena calidad histórica de esta obra, Beda omite a Mercia en beneficio de Northumbria, la orden benedictina a la que pertenecía. Respecto a la batalla de Badón, usa la información proporcionada por Gildas, además de fechar la batalla (un asedio sajón a un fuerte britano) en el año 493 y de poner a Ambrosio Aureliano al mando de las tropas celtas y romanobritanas. De Arturo, ni una palabra

Durante este período se producen las migraciones celtas a Bretaña. Observarás que no la he llamado Armórica, así que calcula cuánta gente salió de la isla y se asentó allí como para que cambiase el nombre de la región.

Esto te lo cuento porque los Trioedd Yns Prydein (Triadas Galesas) contienen información relevante acerca de la historia y la mitología en Britania hasta el siglo VII. Por desgracia, no solo carecen de rigor histórico, sino que las copias de las que disponemos datan de casi finales del XIII e ignoramos si proceden de fuentes britanas, bretonas o de ambas.

Sin embargo, aquí aparecen bastantes historias sobre Arturo. Es decir, en algún momento del «agujero», el héroe al que menciona Aneirin en su poema se ha convertido en rey de Inglaterra. Bueno, para ser exactos, tiene tres cortes (hay una omnipresencia espectacular del número tres en las Triadas): Cambria (Gales), Celliwig (Cornualles) y Edimburgo. Todas ellas, en territorio celta.

Historia Brittonum

La obra más fiable —que ya es mucho decir— del siglo IX (aproximadamente) procede de la mano de un monje galés (o varios) llamado Nennius. Su Historia Brittonum compila todos los acontecimientos sucedidos en la isla desde sus orígenes hasta esa fecha a partir de las Triadas Galesas disponibles en su época.

También parece que Nennius empleó más crónicas del siglo VII para ordenar el caos literario existente. Por esta razón, le he concedido credibilidad a este libro. No por su exactitud histórica (aquí sale por primera vez el origen troyano de los britanos), sino porque refleja una perspectiva, digamos, objetiva de la mentalidad altomedieval británica.

Asimismo, muestra la misma corporeización de Arturo que las Triadas. Y, lo que cuenta sobre su persona sentará los cimientos de su futura leyenda.

Por un lado, sale Ambrosio Aureliano, el mismo personaje del De Excidio et Conquestu Britanniae, de Gildas, pero como un niño huérfano (nacimiento místico) muy sabio que tiene relación con Vortigern.

«¿Y este quién es?», te preguntarás. Bueno, se trata del rey de los britanos. Según Beda el Venerable, invitó a los pueblos germánicos a Britania para luchar contra sus enemigos del norte (pictos y escoceses). A su vez, Vortigern se enfrenta con Germán de Auxerre, el clérigo que combatió el pelagianismo en las islas y derrotó a los pictos y sajones en la batalla de Mold (429).

Muchos años después, Arturo combate en doce batallas (múltiplo de tres) contra los sajones. En la octava, porta una efigie de la virgen María sobre sus hombros mientras que, en la última, mata a 960 hombres (múltiplo de tres) en una sola carga.

Análisis del Arturo de Nennius

Según el Historia Brittonum, la gesta de Arturo en el duodécimo enfrentamiento corresponde a la batalla de Badón. Es la primera vez que el nombre de Arturo se asocia con esta batalla, aunque como líder militar, no como la persona al mando de las tropas.

La intervención divina que Gildas narra en su libro se observa en la octava batalla, donde Nennius transforma a Arturo en paladín cristiano. Probablemente, la virgen estaba en el escudo (iscuit, galés) en lugar de los hombros (iscuid, galés), puesto que, personalmente, creo que resulta más cómodo luchar así. Igual me equivoco, no sé.

Al final del Historia Brittonum, Nennius añadió De mirabilius Britanniae. Este anexo describe 13 lugares maravillosos de las islas, dos de ellos relacionados con Arturo:

  • Buelt/Builth: donde Caball, el perro de Arturo, dejó una huella en una piedra durante la cacería del jabalí Troynt.
  • Ercing: la ubicación de la tumba de Amr (Anir), hijo de Arturo, muerto a manos de su padre.

Troynt recuerda al jabalí Twrch Trwyth (pronunciación) en el Libro de Aneirin. La escena de su cacería es indiscutiblemente de origen celta y reaparece en el poema Culhwch ac Olwen* (siglo XI) del Mabinogion. Esta simbología suele ir asociada a los reyes, de modo que deduzco que las proezas bélicas de Arturo repercutieron en un ascenso.

Empero, lo de que Arturo tenga un hijo y que lo mate supone la mayor novedad con respecto a las historias previas. A simple vista, sugiere la típica historia indoeuropea sobre el cambio de poder o un relato de regeneración celta.

Muy bien, pero ¿por qué es el hijo quien muere en lugar del padre cuando esta narrativa muestra una transformación?

*El Culhwch ac Olwen inspiraría a Tolkien para La historia de Beren y Lúthien.

Camlann, la mortífera batalla donde no combatió nadie

En el siglo X, se escriben los Annales Cambriae*, una crónica galesa sobre los sucesos de la época, aunque llegó a nuestro tiempo a través de una copia del XII. De no ser por tres detalles (uno de ellos, relevante) aquí concluiría este apartado, porque el contenido es casi idéntico al del Historia Brittonum.

Comenzaré con el intrascendente. La octava batalla y la duodécima del libro anterior se funden en una sola, de modo que Arturo lucha en Badón con una cruz sobre su hombro durante tres días y tres noches. Si la virgen era incómoda, imagínate zafarte contra el ejército sajón con dos recios maderos encima durante no uno ni dos, sino tres días consecutivos. Igual por eso duró tanto la lid.

Ahora, con uno dudoso: la batalla de Arfderydd (573). Porque dice esto:

«Y Merlín se volvió loco».

Annales Cambriae.

Con la veracidad histórica del suceso, no hay ningún problema: es real y está bien documentado. En cambio, la figura de Merlín suscita cierta controversia. Algunos opinan que es la primera referencia escrita de este personaje mientras que otros afirman que se añadió posteriormente.

El caso es que también lo menciona el poema Ymddiddan Myrddin a Thaliesin del Libro Negro de Carmarthen, uno de los cuatro libros fundamentales en la literatura medieval galesa.* Por desgracia, la fecha de esta obra oscila entre el siglo IX y el XII. Así que, no resuelve nada.

*«Cambria» es el nombre latinizado de Cymru, el nombre celta de Gales. Este último proviene del anglosajón «Walas», ‘la tierra de los extranjeros’.
* El resto son El libro rojo de Hergest (de donde salió el Mabinogion y casi toda la obra de Tolkien), El libro de Taliesin y El libro de Aneirin.

El detalle importante

El filicidio que relata Nennius se desarrolla mucho mejor en los Annales Cambriae. Por lo visto, sucedió durante la batalla de Camlann (537), donde Arturo mata a su sobrino o hijo Mordred, pero recibe una herida fatal de este. En tal aciago estado, regresa a Avalon.

A diferencia de Arfderydd, carecemos de documentación adecuada sobre Camlann. La mayoría de menciones son posteriores o contemporáneas a los Annales Cambriae. Es decir, la sacaron de aquí, a menos que esta crónica usara un poema de su época y, por lo tanto, nos quedamos igual.

Por suerte, contamos con la fecha de la batalla. Gracias a esto (y a los libros de mayor credibilidad histórica), sabemos que una fuerte hambruna asoló Albión (Britania) y Tara (Irlanda), como corroboran las propias crónicas galesas:

«[Después de Camlann] hubo una gran mortalidad en Britania e Irlanda».

Annales Cambriae

En consecuencia, esta historia simboliza la interrupción del ciclo de fertilidad, ya que la primavera del hijo ha sucumbido al invierno del padre. Si esto no es fruto de la literatura celta, que me caiga el cielo sobre la cabeza.

Sigo

Espera, que no he terminado. Camlann es un lugar desconocido y, casi seguro, inventado. Aun así, la raíz Cam probablemente haga referencia al río Cam.

Supongo que la lógica te llevará al del condado de Cambridgeshire, donde se halla la ciudad de Cam-bridge. Error; hay dos corrientes fluviales con el mismo nombre en Inglaterra. La otra está en Somerset, que forma parte de la Celliwig medieval, uno de los tres tronos de Arturo que aparecen en Las Triadas Galesas.

Esto indicaría una coincidencia toponímica mística entre Camlann y Camelot. Sin embargo, Arturo se retira a un reino para morir. Ahora, piensa en celta y observarás una clara referencia hacia el Otro Mundo: Camelot es el reino humano en la tierra, pero Avalon es el divino en la tierra.

Por lo tanto, su muerte simboliza la llegada de la hambruna a través de la ruptura del matrimonio sagrado con Epona, ya que «se divorcia» sin haberle entregado su descendencia como recambio.

En conclusión, a estas alturas, Arturo ya se había convertido en una leyenda en Inglaterra y, aquí, finalizaba su saga. Como guerrero, pues ahora le verás transformado en caballero.

Godofredo, el grande

1066: muere el rey anglosajón Eduardo el Confesor sin haber tenido un hijo que herede el trono. Los sajones coronan a Harold, cuñado del rey, pero el vikingo Harald y el normando Guillermo reclaman ese puesto. Harold derrota a Harald en Stamford Bridge (25 de septiembre de 1066) y Guillermo derrota a Harold en Hastings (14 de octubre de 1066), de modo que Inglaterra se convierte en territorio normando.

Después, le seguirían Gales e Irlanda, además de influir en Escocia. También en el idioma, ya que introdujeron el francés. Así, el Old English se convierte en Middle English, motivo de gran confusión en la escritura y en la pronunciación de este idioma.

Obviamente, los derrotados no estaban satisfechos con el resultado. Una cosa es reclamar el trono de un país y otra muy distinta la de tener derecho legítimo para hacerlo, acusación que surge tras el reemplazo completo de la élite anterior por la normanda y la introducción del régimen feudal. Esto dará lugar a revueltas y a la necesidad de justificar la presencia legal normanda en Inglaterra.

Dentro de este contexto, los normandos construyen castillos para controlar la región mientras comisionan una nueva obra sobre la historia de Inglaterra que muestre autoridad real para gobernarles. El encargado de realizar esta misión es Geoffrey de Monmouth, un clérigo benedictino nacido en Gales (1090-1100) que, como verás, no se quedó corto para cumplir con su cometido:

«Te rogamos que nos ayudes y que protejas a nuestro reino, que es tuyo por derecho, de las invasiones de los bárbaros».

Historia regum Britanniae, Geoffrey de Monmouth.

En efecto; la cita «corrobora» que Britania pertenecía a los normandos desde la época romana. Nada de encontrar un quinto hijo de un segundo primo con derechos monárquicos. Chapó, Godofredo, chapó.

El Arturo del Historia regum Britanniae

Geoffrey de Monmouth asegura en la introducción del Historia que su obra no es más que una traducción al latín de «un libro muy antiguo escrito en la lengua británica». Ya te aseguro yo que miente. En realidad, copia a Beda y a Gildas, pero añade historias galesas y su creatividad. También confirma en esta parte la legitimidad de los normandos como reyes de Inglaterra, por cierto. Imagínate lo poco condicionado que está el resto del contenido.

Respecto a Arturo, dice que es hijo de Uther Pendragon, a su vez, hijo de Constantino, rey de Britania, país fundado por Conan Meriadoc, nombre con el que identifica al profeta-mesías celta Cynan. La madre es Ygerna, esposa de Gorlois, duque de Cornualles y siervo de Ambrosio Aurelio. Al parecer, con la ayuda de Merlín, Uther se transformó en su marido para seducirla en el castillo de Tintagel, de modo que ya tenemos el nacimiento mítico del héroe en la historia.

Después, Arturo lucha contra los invasores sajones, lo cual pone a los celtobritanos en el mismo bando de los normandos. Además, derrota a las tropas romanas de Lucius Hiberius y, por poco, conquista la Roma del emperador Leo. Por desgracia, se ve obligado a regresar, pues su sobrino Mordred ha secuestrado a su mujer, Ginebra. Los dos se enfrentan en Camlann (esta vez, en el año 542), con el mismo resultado final de los Annales Cambriae.

Dentro del Historia aparece otro libro —Prophetiae Merlini— donde este personaje vaticina los sucesos que transcurrirán, casualmente, durante el periodo de los normandos, al estilo del Mirabilis liber, libro que, posteriormente, emplearía Nostradamus para sus predicciones.

Cabe decir que la obra de Geoffrey de Monmouth se consideró verídica y, por tanto, se empleó como libro histórico oficial hasta bien entrado el siglo XVI.

Roberto, el bienpagao

Historia se publica en 1136 y, en 1155, Robert Wace la traduce muy libremente al francés por petición de Enrique II, interesado en legitimar su derecho al trono de Inglaterra. Dado que mi familia es gallega (ver migraciones celtas), quizá me anime a crear mi propia versión para reclamar el puesto.

Su Roman de Brut, en general, cuenta lo mismo que la obra anterior, pero introduce la mesa redonda en la corte (modelo de sociedad perfecta), mantiene vivo a Arturo en Avalon y añade elementos geográficos y naturales propios de Normandía y de Bretaña. Por otro lado, se carga los Prophetiae Merlini, amén de varios asuntos políticos mencionados por Geoffrey.

El resultado final ofrece un libro de estilo angevino que refleja la vida de las personas y sus motivaciones dentro de una corte esplendorosa, donde las mujeres son hermosas y los caballeros, galantes. Es decir, la trama y el contenido se adaptan al gusto de la época. Así, al igual que el Arturo de Wace,* el Roman de Brut conquista Francia.

*Arturo también conquista Escandinavia en esta obra.

Aquí esta, viene ya tan feliz, con sus flechas de amor para ti

El arrollador éxito de Arturo convierte a Camelot en eje central de la literatura francesa. Sobre todo, cuando los autores descubren un filón virgen de tratamiento en plena época de Cruzadas: los caballeros de la corte.

Esta idea emana de Culhwch and Owen, un poema galés donde Arturo aparece con otros héroes. Algunos de ellos los menciona el Historia regum Britanniae, aunque eso da igual, porque, ahora, narrarán sus gestas de manera independiente.

Si bien estas historias son inventadas, en general provienen de una fuente celta original. Esto mismo hicieron Geoffrey de Monmouth y Robert Wace, pioneros en alterar el contenido de poemas antiguos en beneficio propio. La única diferencia es que ellos perseguían fines políticos mientras que los de ahora buscan el entretenimiento mediante la tensión romántica.

El autor más relevante de esta «extensión arturiana», sin lugar a dudas, es Chrétien de Troyes (siglo XII). Aparte de sus aportaciones a la leyenda (el Santo Grial y el triángulo Lancelot-Ginebra-Arturo, entre otras), este trovador francés transformará la narrativa europea, dando lugar a la novela moderna.

Al principio, «novela» definía a obras escritas en lenguas de oïl en lugar del latín monacal. Empero, el estilo de Chrétien cambiará el significado de esta palabra, debido a estas características:

  • Uso de elementos fantásticos celtas como entretenimiento, pero relacionados con la trama.
  • Conflicto personal entre el amor y el código del caballero.
  • Una narrativa de viaje con transformación circular (la historia comienza y acaba en el mismo punto) mediante una anábasis.

Aun así, la leyenda de Arturo que conoces se creó en el siglo XV, cuando Thomas Malory compila todas estas historias para escribir La muerte de Arturo mientras cumplía condena en la cárcel durante la guerra de las Dos Rosas.

Los caballeros de la mesa redonda

Aparte de los libros «oficiales» que he desarrollado en este artículo, las dos fuentes principales «paganas» de donde salen todas las historias relacionadas con Arturo y sus caballeros son las Triadas Galesas y El libro de Leinster.

Esta es la explicación reducida de un proceso más complejo, puesto que también intervienen hechos históricos entre medias o antes de la composición de los poemas. En otras palabras, así funciona la literatura celta, tejiendo, parcheando, uniendo y componiendo poemas que cuentan una historia con la palabra y otra con su simbología. Aunque, esto lo entenderás mejor cuando te hable de Excalibur.

En cuanto a los caballeros de la mesa redonda, aquí te dejo sus orígenes para que sepas quiénes eran en realidad. Obviamente, solo te hablaré de los más destacados, porque son demasiados personajes.

El caballero triste

Una de las Triadas Galesas cuenta que el rey Arturo robaba ganado (el pillaje es característico de los héroes celtas) a los jefes tribales vecinos, pero hubo uno que frustró sus intentos: Drystan de Tallwch.

Este personaje se une a la corte de Arturo (siglo XIII) como Tristán, pero con un pasado de tristeza asociado a su nombre (trist[e] – Trist[án]). Su leyenda dará lugar a uno de los libros más importantes del Medievo: Tristán e Isolda (siglo XII), basado en un poema celta que, a su vez, se inspira en la leyenda de un rey picto que mató a un gigante.

Posteriormente, Béroul y Tomás de Bretaña escribirán dos poemas más sobre este caballero embrujado de amor, si bien su influencia mayor te la contaré en el siguiente artículo. De momento, quédate con que Wagner compuso una ópera muy famosa sobre él y su amada.

Tres caballeros para tres leyendas

Dentro del Mabinogion, El libro blanco de Rhydderch y El libro rojo de Hergest encontrarás los Y Tair Rhamant (Tres romances galeses) que Chétrien de Troyes empleó para escribir la leyenda de tres caballeros.

El primero, Erec y su viaje de reconciliación con Enide, idéntico al Geraint y Enid galés. Luego, las aventuras del caballero errante Yvain, similar al Owain, o la Dama de la Fuente, aunque quizá este sea copia del poema de Chétrain de Troyes. En cualquier caso, los dos usan a Owain mab Urien y a san Mungo como referencia. El segundo presta su nombre a un hospital en Harry Potter, por cierto.

En cambio, el tercero, Perceval, requiere una explicación más profusa, ya que compila una maravillosa cantidad de celtismo en su leyenda. No obstante, antes te daré el contexto.

En la historia de Chétrien de Troyes, Perceval se encuentra con cinco caballeros de Arturo y los acompaña hasta la corte, donde le entrenarán y convertirán en caballero. Las leyendas galesas dicen que esto sucedió en Caerleon, ya que esta villa cuenta con un anfiteatro romano, cuya forma evoca a la mesa redonda.

Luego, mata al Caballero Rojo con una jabalina, obtiene su armadura e inicia una serie de aventuras y de venganzas variadas que se mezclan con las de Gawain. Empero no te puedo decir cómo terminan, pues Chétrien de Troyes no escribió su final. Eso sí, dejó la historia del Grial.

Perceval, el caballero del Grial

Perceval viene de Peredur, hijo de Efrawg, donde el Grial es, en realidad, una cabeza humana cortada sobre una bandeja de sangre. Según te expliqué en otro artículo, las cabezas cortadas son típicas de la literatura celta, como la de Bran el Bendito. De hecho, este héroe poseía un caldero regenerador. Curiosamente, la misma propiedad que posee el Grial, un elemento muy apropiado para la época de las Cruzadas.

Más cosas; cuenta la leyenda que Peredur se encuentra con las nueve brujas de Caer Loyw (Gloucester). Una de ellas es adivina (vate), que le reconoce y le instruye en el arte de la guerra, como le sucede exactamente igual a Cuchulainn con Scáthach.

Estas mujeres provienen del Vita Merlini, de Geoffrey de Monmouth, donde regentan Avalon, que significa ‘isla de manzanas’, fruto celta por excelencia. Tanto el género como su relación con el número tres indican que esta triple (nónuple) manifestación medieval corresponde a la Morrigan celta.

«Hay nueve brujas aquí, amigo».

Peredur, Anónimo.

Asimismo, la lanza ensangrentada que ve Perderur parece que se trata de la misma que aparece en El libro de Taliesin. Quizá se trate de Rhongomyniad, la lanza que Geoffrey de Monmouth coloca en manos de Arturo durante la batalla de Badón, pero que este no le presta a Cuhlwch en Culhwch ac Olwen para que mate al jabalí Ysgithyrwyn y, luego, al gigante Ysbaddaden Pencawr. O de Gáe Bulg, la que Scáthach entregó a Cuchulainn.

La ramificada conexión celta

Imagino que te habrás percatado de cómo todas las historias celtas se relacionan entre sí, ¿verdad? Y eso que no te he contado el poema de Gronw Pebr, guerrero galés del Mabiogioni, que mata al gigante Lleu Llaw Gyffes con una lanza forjada durante un año.

Pues hay más. Arturo, en el poema Preiddeu Annwfn (el botín del Otro Mundo), del Libro de Taliesin, roba el caldero de nueve vírgenes sagradas, tal vez las mismas que Pomponio Mela vio ejerciendo la adivinación en las islas Scilly de Cornualles. Y este último personaje se trata de un geógrafo hispanorromano.

Lancelot, el caballero a quien la noche le confunde

El más famoso de los caballeros no existe hasta el siglo XII, cuando Chétrien de Troyes escribe Erec y Enide y su nombre figura entre los componentes de la corte. Reaparece después en Cligês, la historia de otro caballero que no te he mencionado antes, porque su origen es griego, no celta. Finalmente, se convierte en protagonista de su propia novela con Lancelot, el Caballero de la Carreta.

Si bien sus aventuras desbordan simbología celta, además de su nacimiento mítico, su personaje representa la muerte de Cristo a través del sacrificio que realiza por amor a su dama y a su rey, marido de esta.

Idéntica asociación con el cristianismo se repite en su hijo, Galahad, representante del ascetismo cisterciense de san Bernardo de Claraval y quien halla, a la postre, el ansiado Grial. Como curiosidad, su madre es Elaine de Corberic, a quien Lancelot confundió con Ginebra y, claro, pasó lo que pasó.

Ginebra, que no será un caballero, pero me da igual

Claro, nada de esto habría sucedido si Lancelot hubiera sido un héroe celta, porque sabría que no hay una sola Ginebra, sino tres (triple manifestación). Así lo indican las Triadas Galesas, donde Arturo se casa con tres hijas de tres reyes distintos, todas ellas llamadas Ginebra. O Gwenhwyfar, en galés.

Este nombre (significa ‘hada o encantadora blanca’) proviene de la Findabair* irlandesa que aparece en el Ciclo del Ulster. Concretamente, en el poema Táin Bó Cúailnge, escrito en el siglo VII, pero de origen oral mucho más antiguo.

Los hechos que narra corresponden al siglo I, donde su madre ofrece a su hija a múltiples reyes y guerreros a cambio de combatir contra Cuchulainn y, luego, para firmar un tratado de no agresión. El resultado de ambas estratagemas: miles de hombres muertos. Cuando Findabair se entera de cómo su madre la ha estado utilizando y las consecuencias que ha provocado su nombre, muere de vergüenza.

En la mitología galesa, en lugar de ofrecerla como moneda de cambio, la secuestran. Primero, su hijo o sobrino Mordred, que provocará la muerte de Arturo y de Mordred. Luego, Melwas, un rey rival (supongo) en La vida de Gildas, de Caradoc de Llancarfan, donde Gildas interviene para que la libere su captor sin derramamiento de sangre.

Quizá no te sorprenda tanto que Gildas aparezca en esta historia del siglo XII si te digo que Caradoc de Llancarfan era amigo de Geoffrey de Monmouth y de sus mecenas normandos.

Por último, en la novela de Chétrien de Troyes, Ginebra es raptada, esta vez, por Maleagant, hijo del rey Bagdemagus, el regente del Otro Mundo. Afortunadamente, Lancelot y Gawain (hermano o hermanastro de Mordred en otros poemas) la rescatan.

*De aquí procede el nombre «Fionna».

Gawain

Si Lancelot encarna al héroe del romance occitano, Gawain es el parangón del héroe de los cantares de gesta, el caballero más antiguo de la mesa redonda y quien más tiempo ha pasado junto a Arturo.*

Su historia ya era bien conocida en el siglo XII, sobre todo desde que Geoffrey de Monmouth la popularizase en su Historia. Por desgracia, Lancelot trajo unos valores distintos a la corte, así que los siguientes autores utilizarán a Gawain para mostrar el declive del héroe clásico. De hecho, Thomas Malory lo matará, Lancelot mediante, en La muerte de Arturo.

Antes de su óbito, empero, protagonizó uno de los romances (estilo literario) más conocido de la Baja Edad Media: Sir Gawain y el caballero verde. Ignoramos su autor, pero sabemos muy bien su procedencia: Beowulf. De hecho, el argumento y desarrollo son idénticos, de la misma manera que los dos cuentan exactamente la misma historia de Cuchulainn en el Leabhar na h-Uidhre (El libro de la vaca parda).

Su nombre semeja al de Gwallt Avwyn, héroe de un poema que, a estas alturas, te será bastante familiar: Culhwch ac Olwen. Por este motivo, algunos historiadores lo relacionan con Gawain, que puede ser cierto.

No obstante, es más probable que derive del bardo galés Gwalchmei ap Gwyar, debido a una confusión entre autor de la historia y el protagonista de la misma. Es decir, que la gente tomara «las historias de Gwalchmei ap Gwyar» por poemas sobre un héroe llamado así en lugar de por la fuente oral de las mismas. Como si «los chistes de Eugenio» pasaran de referirse al humorista a convertirse en el equivalente de «los chistes de Jaimito».

*Normal; la madre de Gawain es la hermana de Arturo.

Alguien voló sobre el nido de Merlín

Este mismo caso de autor convertido en personaje se observa en Merlín, el gran mago de la leyenda de Arturo. Solo que, ni era mago ni guarda relación alguna con Arturo. Es más, puede que se trate de una persona que se transformó en un personaje que, a su vez, correspondía a dos personas reales, aunque una de ellas, a su vez, deriva de una posible leyenda mientras que la otra puede ser o no el propio Merlín. ¿Te ha quedado claro?

Los Annales Cambriae dicen que Merlín se volvió loco tras la batalla de Arfderydd (573) y desapareció en el bosque. Tanto por el lugar donde sucedió (sur de Escocia – norte de Inglaterra) como por la ida de pinzo, esta historia cuadra con la de Lailoken, un vidente escocés loco que vivía en el Bosque Caledonio.

De hecho, en el Cyfoesi Myrddin a Gwenddydd ei Chwaer (Conversación entre Merlín y su hermana Gwenddydd) (siglo XIV/XV), ella le llama Llallwc/Llallogan (‘amigo’, en galés), cognado* de Lailoken. Y la historia de Lailoken aparece en La vida de san Mungo, escrito alrededor de 1185.

Empero, antes de transformarse en un zumbado, charla con Taliesin en el Ymddiddan Myrddin a Thaliesin (siglo XI), del Libro Negro de Carmarthen, acerca de sus visiones sobre la batalla de Arfderydd.

De Taliesin ya te he hablado antes. Se trata de uno de los más grandes bardos galeses, que vivió durante el siglo VI, donde, entre otros reyes, loó a Urien de Rheged y a su hijo Owain man Urien. Por lo tanto, es contemporáneo de Merlín, así que los dos son reales e independientes. A menos que Taliesin se transformase de nuevo en un bardo mítico.

*Palabra semejante o relacionada con otra, en lingüística.

Merlín y Arturo

Supongo que te preguntarás por la relación entre Merlín y Arturo. Bueno, pues la culpa la tiene el de siempre: Geoffrey de Monmouth. En su Historia incorporó los Prophetiae Merlini y, luego, escribió Vita Merlini. Aquí, cuenta lo que te he explicado en el apartado anterior (y más cosas) en un periodo de tiempo posterior al del reinado de Arturo, quien se halla en «la isla de las manzanas» (Avalon) bajo el cuidado del hada Morgen. Ah, y predice la llegada de los normandos, por supuesto.

Obviamente, Robert Wace extiende por toda Francia la parte artúrica de Merlín en el Historia de Geoffrey de Monmouth con su Roman de Brut. Lo más destacable es que utiliza la forma escrita de «Merlín» que conocemos, no la latina (Merdinus). En efecto; la cambió porque sonaba demasiado parecida a «mierda».

Entre el XII y el XIII, Robert de Boron compone el poema Merlin. Corrección, el autor dice que ha traducido un libro en latín más antiguo que había sido escrito o dictado por el propio Merlín. Te suena, ¿verdad?

Su Merlin, aparte de cristianizar toda la leyenda, cuenta todo esto:

  • De pequeño, demuestra sus poderes proféticos a Vortigern. Es decir, Merlín es Ambrosio Aurelio.
  • Ayuda a Uther Pendragon a derrotar a los sajones.
  • Erige Stonehenge, de donde saldrá la mesa redonda.
  • Transforma a Uther Pendragon en el marido de Ygerne para que nazca Arturo.
  • Relata la profecía de la «espada en la piedra» por primera vez en la leyenda.

A partir de aquí, el resto de escritores usará esta historia para sus novelas sobre la materia de Bretaña.

Excalibur, la espada del cristianismo

Según las leyendas galesas, Arturo tiene tres armas: una lanza (Rhongomyniad), una espada (Caledfwlch) y una daga (Carnwennan). Ninguna de estas salió de una piedra. Sí lo hizo, en cambio, un bastón.

Corría el siglo XI cuando Wulfstan, obispo de Worcester (1062-1095), recibió noticias de que los normandos planeaban destituirlo. Furioso, corrió hasta la abadía de Westminster, y clavó su báculo en la lápida del rey. Acto seguido, retó a que, quien quisiera reemplazarlo, extrajese el báculo de la piedra. Cuando todos fracasaron, él lo sacó sin esfuerzo.

Durante el reinado de Enrique II, marido de Leonor de Aquitania, la traducción del Edwardis regis Anglorum (1138), del prior Osbert de Clare, extendió esta historia por Francia. Por lo tanto, Robert de Bordon tuvo acceso a ella y cambió al obispo por un guerrero para hacerla aún más épica —si es posible— y convertir en leyenda un milagro. Aunque, quizá, este no lo fuese tanto.

Es cierto que Wulfstan fue el único obispo britano que mantuvo su diócesis tras la conquista normanda, principalmente por motivos políticos. Antes de él, sin embargo, hubo otro obispo de Worcester (1002-1016) también llamado Wulfstan (era su tío), del que el Liber Eliensis (siglo XII) cuenta que, un día, metió su báculo pastoral entre los postes de las banderas del monasterio por accidente y que, tras su muerte, su tumba provocaba milagros.

Ahora, junta las dos historias y verás cómo funcionaba la mente de los bardos, aparte de la magia narrativa de la literatura celta.

Saco el escudo para protegerme de las mortíferas flechas

La mayoría de obras históricas británicas —es decir, no celtas— sobre la Edad Media presentan siempre un condicionamiento. Geoffrey de Monmouth y Robert Wace, políticos. Beda, la primacía de la orden benedictina en Northumbria. Gildas…

El caso es que su De Excidio no es un libro de historia, pese a que cuente hechos de la época. Más bien parece la obra de un viejo cascarrabias moralista que se queja de que los tiempos hayan cambiado. Me siento muy identificado, la verdad.

Por lo tanto, solo menciona los nombres de los reyes a quienes critica su comportamiento, pero al resto se dirige por su profesión. Eso sí, cita a Ambrosio Aurelio, a quien ensalza como defensor de los valores tradicionales romanocristianos, sin dar más detalles sobre su existencia.

Obviamente, el nombre y su etimología parecen indicar otra cosa distinta a una persona. «Ambrosio» significa ‘inmortal’ mientras que «Aurelio»* refiere al linaje romano imperial. Es decir, que Gildas destaca un nombre que, casualmente, su significado coincide con su propósito de defender el legado que Roma dejó en la isla antes de abandonarla (388 – 400).

Por cierto, esto tan solo es mi opinión, por lo que puedo estar perfectamente equivocado. Y, para no repetir la frase, aplícala al siguiente apartado.

* «Aurelio» viene de aurus (‘dorado, brillante’). Se llamaba así a las personas de cabello rubio.

Quién era Arturo

La primera mención del nombre de Arturo, como ya sabes, se encuentra en el Y Goddodin, de Aneirin. Este bardo es, junto con Taleisin, uno de los grandes poetas galeses, de existencia reconocida.

Aparte de ser contemporáneo de Gildas, también presenció una batalla. De hecho, participó (de forma directa o desde la distancia) en la derrota celtobritana de Catraeth (ca. 600). En ella murieron sus mecenas o, cuanto menos, los hijos de ellos, de modo que su Y Goddodin cita nombres verdaderos. «Arturo», por supuesto, solo simboliza el valor en su elegía, pero no lo usaría en un texto tan sentido y emotivo en caso de que nadie pudiera interpretarlo.

De pronto, se me ocurrió que, si Gildas había creado a Ambrosio Aurelio para personificar un icono del tradicionalismo romano, Arturo pudo haber seguido el mismo camino dentro de la misma época.

Una vez más, consulté la etimología. Así, descubro que «Arturo» viene del latín Arcturus o de una latinización de un nombre celta. Francamente, da igual, porque la primera opción significa ‘guardián de la Osa’ (la Osa Mayor, sinónimo de ‘guardián del norte’) y la segunda, ‘oso rey guerrero, hijo del oso rey guerrero’.

«Curioso», me dije. «Los atributos etimológicos de Ambrosio Aurelio y de Arturo coinciden con el rol que desarrollan en la historia de Inglaterra».

Entonces, en un momento de inspiración, me percaté de que, tal vez, «Arturo» no fuera el nombre de una persona, sino un mote laudatorio que recibió o que se le daba a alguien tras una batalla donde su valor resultase decisivo en la victoria.

«King of the North!»

Juego de Tronos.

Ahora, lo justificaré con argumentos de peso

Quizá suene descabellado que se conozca a un héroe no por su nombre, sino por un apodo. Bueno, ¿sabes quién es Sétanta? ¿No? Pues he hablado muchas veces de él a lo largo de toda la entrega sobre la literatura celta. Empero, seguro que lo reconocerás al instante si te digo su apodo: Cuchulainn. Cuando era un adolescente, mató por error al perro guardián de Culann, así que él mismo se ofreció para reemplazarlo. De ahí, «Cu» (‘perro’) y «Chulainn» (‘de Culann’).

Por otro lado, todos los emperadores romanos recibían el apelativo de «césar», que muestra el recorrido contrario: un nombre que se transforma en un apodo. De esta manera, «Arturo» sería su equivalente celta.

Cuando Aneirin dice que Gwarddur «no era Arturo entre los poderosos de la batalla», probablemente se refiera a que Gwarddur no era un líder militar, sino un soldado. Esto implicaría la existencia, en algún momento del pasado, de un Julio César entre los celtas que se llamase Arturo. Pero, no hay ningún poema o documento que lo confirme, así que mantendré mi teoría de un apodo que se convirtió en nombre y, más tarde, en hombre.

Lo cual, explica el misterio que envuelve a la leyenda. Los bardos lo usarían para alabar las virtudes de los reyes y, por eso, no mencionaban nombres concretos, ya que «Arturo» confería más prestigio. Aun así, insisto, recuerda que esto no es más que una teoría personal.

¡No te pierdas el último artículo: «Impacto e influencia de la literatura celta (segunda parte)»!

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