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Seguro que has leído bastantes novelas de la época del Romanticismo, y seguro que ni te has enterado de sus alusiones a los misterios de la masonería y del ocultismo. Desmaya tu preocupación; aquí están «Los malditos franceses y su decadencia: parte final VI» con la solución.

Para ello, te revelarán algo que calla el resto de libros: la historia del misticismo, que transformó el pasado en tiempo moderno a golpe de espíritu. Esto, a su vez, le abriría la puerta literaria al ocultismo gracias a una llave que…

Bueno, no desvelaré todavía semejante secreto. Empero, nada te impide a ti compartirlo por tus redes sociales cuando termines la lectura. Mucho menos, insuflarle vida ahora mismo al corazón que luce apagado bajo la sombra del titular.

Dicho esto, prepárate; voy a sumergirte en la fuente del miedo. Espero que hayas traído el bañador adecuado.

La que has liao, pollito

Si echas un rápido intuito a la imagen del «Quién es quién del ocultismo» en el artículo anterior

«Donde leíste las desteñidas profecías del abad Joaquín».

Ulises, James Joyce.

Eh, sí; gracias, Joyce. Y matízale a quien nos lee que te refieres al abad calabrés Joaquim de Fiore, cuyo vaticinio sobre la Edad del Espíritu Santo excedió, de largo, sus pretensiones.

Quiero decir, lo formuló en el siglo XII, después de realizar una exégesis alrededor del simbolismo bíblico, y simplemente profetizó la inminente llegada del Gran Tiempo, durante el cual la Iglesia de Juan (contemplativa), con su Evangelio Eterno, reemplazaría a la de Pedro (clerical) y a su ya-no-tan-Nuevo Testamento.

En ese instante, pasaríamos del Reino de Cristo al Reino del Espíritu,1 donde los hombres vivirían en libertad y los monjes en perpetuo éxtasis místico.

Claro, ¿cómo iba a sospechar que su visión crítica hacia la Iglesia de su época provocaría la reforma protestante, la Ilustración, la masonería, la Revolución Francesa (y su lema), el sansimonismo, el socialismo utópico, el Edén marxista o los jipis?

Notas

1Esta fue la revelación que Cristo comunicó a Swedenborg.

De Fiore y el flower power

La doctrina del abad Joaquim respondió a tres conflictos: el cenobial, entre cluniacenses y cistercienses por mor de la Orden de San Benito; el político, que enfrentó a papas y monarcas para saber quién mandaba, y el ideológico ante la falta de austeridad de la Iglesia.1

Imagen I: Benito de Nursia recuperó el estilo de vida eremita con los monasterios que, de manera muy simplificada, pertenecían a la nobleza (control laico). A medida que se degradaba la observación de la Orden de San Benito, se fundó la cluniacense para reinstaurarla y apoyar la política eclesiástica antisecular (Querella de las investiduras). Pero, como Cluny se degradó también, aparecieron los cistercienses que, al degradarse a su vez, dieron lugar a la doctrina de Joaquim de Fiore y, poco después, a la Primera Orden Franciscana.
Fuente Cluny: par Auteur inconnu, Domaine public, Cister: Domaine public.

Notas

1A fin de intimidar y ponerse a la altura de los reyes, la Iglesia recurrió al fasto y a la ostentación de riqueza. La estrategia funcionó, pero muchas órdenes sintieron que la institución se había corrompido y olvidado de sus principios.

Tiempos apocalípticos

En una época donde quien no reformaba algo, lo contrarreformaba, el joaquinismo cuestionó el rol de la Iglesia justo cuando esta había impuesto la autoridad papal sobre el plano terrenal. Así que, la institución tomó medidas al respecto.

Infaustamente, la concepción de un mundo nuevo erigido en torno a la Orden de San Benito había permeado en los monasterios. De este modo, la idea del Gran Tiempo se extendió gracias a sus continuadores, que incluían a joaquinistas y a franciscanos espirituales, cuya presión obligó a que el superior general de la orden (Buenaventura de Bagnoregio) concediera la idea de progreso del Gran Tiempo, edad que, según ellos, comenzaría el día en el que se eligiera un papa franciscano.

En concreto, Celestino V, que ocupó el puesto el 5 de julio de 1294 y dimitió el 13 de diciembre del mismo año. Su sucesor (Bonifacio VIII) deshizo todas las reformas de Celestino, a quien encarceló para evitar que ejerciese de antipapa. Solo que, el preso murió durante su cautiverio, lo cual se interpretó como la señal de la llegada del Anticristo.

Imagen II: ver «Notas».1
«No hacía mucho que los estudiosos habían recibido permiso para analizar con rayos X la tumba del papa Celestino V, que al parecer había muerto a manos de su ansioso sucesor, Bonifacio VIII. […] Los rayos X habían descubierto un clavo de veinticinco centímetros hundido en el cráneo del papa».
Ángeles y demonios, Dan Brown.
Nota: el agujero en el cráneo de Celestino es post mortem (enlace en italiano).
Fuente Asís: de Cimabue, Dominio público, Celestino: de Niccolò di Tommaso – Marie-Lan Nguyen, Dominio público, Molinos: de Johann Hainzelman-Biblioteca Nacional de España, CC BY-SA 4.0.
Notas

1Una suerte similar a Celestino V corrió Gerardo di Borgo —«Pero estaba hablando de la herejía (si acaso la hubo) joaquinista. Y hubo en la Toscana un franciscano, Gerardo di Borgo San Donnino, que fue repitiendo las predicciones de Joaquín…» (El nombre de la rosa, Umberto Eco)—. La Iglesia, a fin de controlar la expansión joaquinista, destruyó su libro (1255) y le condenó a pasar un gran tiempo en la cárcel (1263), de donde salió cuando la muerte vino a liberarle (1276).
Antes de todo esto, Amauri de Chartres había anunciado la llegada de la Edad del Espíritu Santo en 1200 mientras predicaba unas enseñanzas tan heréticas —Dios era materia prima (una idea)— que la Iglesia lo excomulgó. No satisfecha aún, tras la muerte de Amauri, exhumaron su cuerpo y le prendieron fuego.
En cuanto a sus seguidores (amauristas), Nider asoció el Libre Espíritu a la brujería en su Formicarius (1434), que Heinrich Kramer usaría de referencia para su Malleus maleficarium (1486), el libro que pondría de moda la caza de brujas en Europa.

De cómo el de Calabria descalabró la Iglesia

A principios del siglo XIV, se produjo un viraje filosófico considerable. Tras la concepción de Dios como una idea (Amauri de Chartres, David de Dinant), se produjo un alejamiento de la teología y de las enseñanzas escolásticas en favor de una intelectualidad más científica y antropocéntrica. Es decir, humanista.

Imagen III: «Fue entonces cuando muchos de ellos redescubrieron el libro de un monje cisterciense que había escrito a comienzos del siglo XII de nuestra era, llamado Joaquín, y a quien se le atribuía el espíritu de la profecía» (El nombre de la rosa, Umberto Eco).
La imagen de la izquierda muestra la abadía Sacra di San Michele, inspiración de Eco para su famosa novela, que transcurre durante la herejía de los fraticelli (franciscanos espirituales).
Por motivos de espacio, no he incluido las setecientas mil agrupaciones religiosas reformistas que surgieron durante este siglo.
Fuente abadía: de Elio Pallard, CC BY-SA 4.0., Aviñón: quien te escribe.

Ahora, une la utopía conventual de Joaquim al humanismo, y obtendrás el Gran Tiempo convertido en el renacimiento del ser humano. Pero, a su vez, la asociación de su evolución histórica hacia un mundo perfecto, místico, fraternal y feliz con el progreso científico, razonado, libre y secularizado.

En efecto; sonaba chévere, chachi, estupendo… Salvo para los oídos del papa, que le dijo a un diácono: «Sujétame el báculo», y transmitió su parecer Inquisición mediante. Pero ya era tarde. La grieta religiosa no paraba de expandirse por la Iglesia. De ahí que, cuando Lutero clavó las noventa y cinco tesis en su puerta, medio muro se vino abajo.

Todo es maya y nada es realidad

Asúmelo: el mundo tecnológico y racional en el que vives nació de las profecías que emitió un abad cisterciense tras recibir un fogonazo divino en Levante (1156), al estilo de san Pablo en Damasco.

«Lo que ahora es realidad, antes fue imaginado».

El matrimonio del cielo y del infierno, Blake.

Una vez abierta la lata de las verdades lancinantes y lacerantes, no hay nada que a la evidencia pare. Por ejemplo, suma los joaquinistas a los franciscanos espirituales (con sus derivados), y el resultado te dará los místicos ilustrados.

A continuación, repite idéntica operación con las versiones relajadas de las órdenes monacales y el amor místico de la transverberación cristiana. ¿Qué obtienes? Las logias masónicas con su fraternidad y hermandad.

«El acto más sublime consiste en poner a otra persona delante antes que a ti mismo».

El matrimonio del cielo y del infierno, Blake.

Vale; ya dispones de todos los integrantes del Reino del Espíritu Santo, que comparten deísmo, aparte de la idea de libertad, razón y progreso (elemento común con la Iglesia protestante). ¿Cómo? ¿Te has perdido? No te preocupes, que te reorientará este dibujito:

Los malditos franceses y su decadencia: fin
Imagen IV: situación espiritual durante la Ilustración.

¿Y dónde se encuentran los malditos franceses y su decadencia?

Pues, a ver; de manera resumida, constituyeron una herejía dentro de la herejía espiritual previa, además de un cisma con respecto al Reino de la razón científica.

Vale; usa la «Imagen IV» de referencia. Por un lado, el movimiento metaherético del Romanticismo defendía —a ver cómo lo expreso sin que quede soez— a la vulpécula de Blake. O sea, rechazó la racionalidad y consideraba que el instinto natural se manifestaba con las emociones.

Igualmente, desdeñó el progreso —no así la reforma política y social—, de modo que dirigieron la mirada hacia la contemplación de la naturaleza (que le daría una nueva estética a lo estático) y el pasado (novela histórica).

Empero, apoyaba la idea de libertad. También, en buena medida,1 el deísmo. Incluso, después del golpe de timón religioso que indicaron Schlegel, de Staël y Manzoni, pues el barco romántico siguió navegando por las aguas del Espíritu Santo.2

«Era un hombre de dulce melancolía y espiritista en amor».

Historia de los trece, Balzac.

Todo este rollo, aparte de informativo, te servirá para comprender que la mentalidad del XIX, aun racional, se encontraba asaz condicionada por la influencia del plano divino sobre el terrenal.3

Notas

1Paganismo y ateísmo dominaban en la primera etapa del movimiento.
2Aunque por dos derrotas paralelas: la sentimental y la gótica. Esta última, inspirada en la idea de deseo, mal e Infierno.
3Por ejemplo, los tres estados —fases mentales por las que pasa la humanidad— con los que Comte justificó el materialismo utilitario: teológico (pensamiento sobrenatural), abstracto (pensamiento metafísico) y positivo (pensamiento científico). O los tres perfiles de autor durante el Romanticismo: exaltado (contemplativo), dandi (sublime) y bohemio (liberado).

El oscurantismo

Si te gustan las ciencias ocultas, estás de enhorabuena: acabas de encontrar tu regalo de cumpleaños. Es más; por el mismo precio, te voy a presentar al diablo. Pero el de verdad, no el literario.1

Sympathy for the Devil — Ghost & The Hellacopters (2021)

Caramba, has lividecido súbitamente. No te preocupes; respira, desmaya el miedo y relaja el castañeo de dientes. En realidad, verás… ¡Demonios! Así, de la nada, la memoria me ha dado una bofetada. No te conté, en su momento, que Balzac se casó con Éveline Hańska (Rzewuska, de soltera) poco antes de morir. Menudo despiste… Bueno, arreglado. ¿Sabes por qué me he acordado? Por esto:

Dedicatoria de El hechicero de Meudon (1861), Éliphas Lévi.
Fuente: gallica.bnf.


«A madame de Balzac, condesa Éveline Rzewuska. Permítame, señora, poner a sus pies este libro al que su aliento ha hecho posible de antemano todo el éxito al que aspiro. Será amado por todas las almas elevadas y por todos los espíritus sutiles, si no es indigno de serle ofrecido».

Notas

1Al margen de la novela gótica, la asociación entre el Romanticismo y el satanismo surgió con el libro que escribió un miembro de la Logia Amalia de Weimar (Alemania). En efecto, Goethe, cuyo Fausto (primera parte: 1808, segunda parte: 1832) firmó un pacto con la inmortalidad de la fama. Sin desmerecer esta obra, quizá el reconocimiento debería corresponder a otra persona: Christopher Marlowe, autor de La trágica historia del doctor Fausto (1604). Verdad dices con que Historia von D. Iohan Fausten se publicó antes (1587), pero desconocemos el nombre de su autor. Quién sabe; igual fue Hermes Trismegisto.

Charla protocolaria

Prosigo; tu anfitrión en este encuentro infernal será Lévi, aquel llamado Constant que abandonó los hábitos y se puso un nombre de pantalón vaquero para dedicarse al ocultismo —esoterismo,1 en lenguaje académico— y doctorarse en alta magia.2

Éliphas Lévi (Alphonse Constant) en 1864.
Fuente: par Auteur inconnu, Domaine public.

«Las grandes religiones no han tenido nunca que temer más que a un rival serio, y ese rival es la magia».

Dogma y ritual de la alta magia, Éliphas Lévi.

«J. C. [Jesucristo] ganó el corazón de Lévi cuando multiplicó los peces».

Scribbledehobble.
Cuaderno de notas de Joyce para Finnegan’s Wake.

El abracadabrante interés por esta materia en Francia lo había invocado un inglés —Francis Barrett, The Magus, or Celestial Intelligencer (1801)—. En esencia, copió el trabajo de Cornelius Agrippa (Tres libros de filosofía oculta, 1531-1533).

Supongo que Lévi, mientras lo leía, pensó: «Mira, voy a imitarlo, pero a lo galo», y recopiló la obra de Gébelin, Etteilla y d’Olivet. Bueno, y de Martines de Pasqually. ¡Ah! Y de Claude de Saint-Martin, sin olvidarnos de las influencias quintaesenciales de todo ocultista (y de cualquier escritor romántico) de pro: Mesmer y Swedenborg.3

Extensa bibliografía deparó el resultado, con tres títulos destacados: Dogma y ritual de la alta magia (1854), Historia de la magia (1859) y La clave de los grandes misterios (1859). Mención especial al primero, ya que, aquí, aparece este caballero:

Baphomet
Fuente: Dogma y ritual de la alta magia.

«El terrible Baphomet no es ya, como todos los ídolos monstruosos, enigma de la ciencia antigua y de sus sueños, sino un jeroglífico inocente y aun piadoso».

Dogma y ritual de la alta magia, Éliphas Lévi.

«Hic est veritas».

Spiridion, George Sand.
‘Aquí está la verdad’, en latín.
Notas

1Término acuñado por Jacques Matter para referirse a las doctrinas del pitagorismo y de los gnósticos (Histoire critique du gnosticisme et de son influence sur les sectes religieuses et philosophiques de six premiers siècles de l’ere chrétienne, 1828).
2Entre medias, fue activista político (socialista radical, con Esquiros) e íntimo amigo de la feminista Flora Tristán. De hecho, Lévi editó su La emancipación de la mujer o Historia de una paria (1846) tras la muerte de la autora. Como curiosidad, Flora es la abuela materna del pintor Paul Gauguin. En cuanto al nombre de alta magia, define a la practicada por los magos (hombres), más elevada —y elitista— que la de las brujas (mujeres). Esta distinción patriarcal motivó que un gran número de feministas se dedicase al ocultismo (Delphine Gay, por ejemplo).
3Ver «Los malditos franceses y su decadencia: parte final V» y las tablas III y IV de «Los malditos franceses y su decadencia: parte final IV». Lévi convertiría el magnetismo animal de Mesmer en luz astral. «La luz universal, en cuanto que magnetiza los mundos, se llama luz astral. En cuanto ella forma los metales, se le llama Azoth o Mercurio de los sabios. Y, en cuanto anima la vida de los animales, debe recibir el nombre de magnetismo animal» (La clave de los grandes misterios, Lévi).

El porno del ocultista

Normalmente, la simbología esconde algo —una palabra, un mensaje, una idea…— bajo una imagen cuyo significado solo comprenden unos pocos iniciados. Para los demás, pasará desapercibido, y darán palos de ciego con cualquier interpretación que realicen, ya que ignoran el elemento referencial al que alude.

Bueno, en el caso del Baphomet de Lévi, tu cerebro habrá acertado lo mismo que un equipo de béisbol donde todos los jugadores llevan los ojos vendados y desconocen las reglas del juego. Observa:

Imagen V: el ocultismo moderno.
«La inteligencia, que Dios había vertido en el soplo de su boca, como una estrella desprendida del sol, tomó la forma de un ángel espléndido, y el cielo lo saludó con el nombre de Lucifer. La inteligencia se despertó y se comprendió totalmente a sí misma, y oyó esta palabra del Verbo divino: ¡Hágase la luz!» (Dogma y ritual de la alta magia, Lévi).
«La Luz Astral calienta, ilumina, magnetiza, atrae, rechaza, vivifica, destruye, coagula, separa, interrumpe y une todo bajo el ímpetu de voluntades poderosas. Dios la creó el primer día cuando dijo: ¡Hágase la luz!» (Historia de la magia, Lévi).
Fuente Vitruvio: de Paris Orlando – Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, Pan: Illustrated by Engravings on Wood, Public domain, via Wikimedia Commons,Cristo: © José Luiz Bernardes Ribeiro, Tarot1: Jean Dodal, Public domain, via Wikimedia Commons, Tarot2: de Papus, DP.

Si la canalización de la fuerza astral resuena marciana a tus oídos, sustituye a Baphomet por una pila, una mano por el polo positivo, la otra por el negativo, y la diagonal verde por la electricidad. ¿Crees que ya lo has entendido? Pues, tasca el freno. El análisis completo de la «Imagen V» equivale a un curso de historia, religión, metafísica, filosofía y política.

Suerte la tuya de que yo, quien te escribe, no tenga ganas de explayarme con este tema. Así que, me limitaré a mostrarte sus aspectos fundamentales.

La reforma ocultista

Imagino que habrás dicho o escuchado en el colegio que ciertas asignaturas «no valen para nada». Lejos de ser una idea reciente, tal percepción se remonta a cuando la Iglesia proclamó que los seres humanos debían recibir una educación práctica para la sociedad (escolástica). Esto es, circa siglo XI.

La réplica se la dio el humanismo, del mismo modo que, tras la Revolución Industrial, el ocultismo reaccionó ante al materialismo positivo. Quizá te parezca un giro extraño, pero lo comprenderás dentro de un rato.

Antes, conviene aclarar que ese ocultismo corresponde al que Lévi reformaría siguiendo las corrientes ideológicas de su época y de sus maestros.

Imagen VI: principales influencias de Lévi, junto con Swedenborg, Mesmer, Martínez de Pasqually y Saint-Martin.
«Porque a este es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas» (1 Co 12:8-10), Reina Valera, 1960.
Sé lo que te estarás preguntando y, en efecto, este Wronski es el Wronski del determinante matemático.
Todas las citas proceden de Historia de la magia (Lévi).
Ganneau: by Jean Ignace Isidore Gérard Grandville, Public Domain, Esquiros: de Eugène Appert, Dominio público,
Delaage: Par Nadar, Domaine public, Lamennais: De L. D. Lancôme, CC0, Wronski: By Rama – Own work, CC BY-SA 2.0 fr

Satán en tiempos revueltos

El activismo político acercó a Constant (Lévi) al entorno literario,1 donde lo sobrenatural, el ocultismo y los espíritus compartían protagonismo con el epítome de la rebeldía pasional, símbolo del héroe trágico y santo patrón del movimiento romántico: el único, sin par e inefable diablo.

A raíz de este encuentro, el radical socialista descubrió un mundo esotérico afín a sus ideas políticas y, lo más importante, religiosas. No negaré el peso que ejercieron los libros de los malditos franceses en su cerebro —sobre todo, Espiridón (1839), de George Sand—. Solo que, otro autor, y de diferente nacionalidad, condicionaría para siempre su pensamiento. Por supuesto (y me pongo en pie), me refiero a Bulwer-Lytton.

¿No te resulta familiar su nombre? Ningún problema; te lo presentaré en un artículo más próximo que lejano. Entretanto, conocerás las obras que limpiaron y encumbraron la reputación de Lucifer dentro del territorio galo.

Notas

1Realizó varias ilustraciones para El conde de Montecristo.

Sombra aquí y sombra allá

Afirmaba Percy Shelley en On the Devil, and Devils que «el Diablo le debe todo a Milton».

«Shelley acertó, […], aunque también podría haber atribuido parte de ese mérito […] a san Agustín».

El ángel caído, Harold Bloom.

Razón te sobra, Harold. Empero, como aclara Shelley, «Milton lo despojó de aguijón, pezuña y cuernos, y lo vistió con la sublime majestuosidad de un espíritu grácil y extraordinario». O sea, aquel que otrora fuera grotesco, ahora se había tornado bello sin recurrir a la magia de los caldeos.

«El diablo es muy astuto; no siempre es tan feo como se dice».

El club Dumas, Pérez-Reverte.
Cita procedente de El diablo enamorado.

Así de pintón y ético lo vio Blake (El matrimonio entre el cielo y el infierno, 1790), y también Byron (Caín, 1821), los dos pilares del Romanticismo británico. De todas formas, previamente, Lucifer se había manifestado al otro lado del Canal un par de veces. La primera, por el 1261, con El milagro de Théophile (Rutebeuf).1 La segunda, en 1772, cuando Jacques Cazotte publicó El demonio enamorado.

Esta obra, que de España se percibe el aroma,2 define el alfa de la literatura fantástica en Francia. Pero su mayor influencia vendría desde Alemania. Bueno, de un alemán y sus cuentos: E. T. A. Hoffmann.3

El cascanueces (1892)
Tchaikovski compuso este ballet según la adaptación que Alexandre Dumas realizó de El cascanueces y el rey de los ratones, de Hoffmann.
Notas

1Cuenta la historia de Teófilo el Penitente (siglos V-VI), quien vendió su alma al diablo.
2Al margen de que esta obra la protagonice un español, se cree asaz posible que su autor se inspirase en El diablo cojuelo (1641), de Luis Vélez de Guevara. Sobre Cazotte, para que veas cuán compleja transcurrió esta época, defendía la monarquía —ciencia y progreso estaban asociados a los republicanos— y pertenecía tanto a los Iluminados de Baviera (los famosos Iluminati ) como a los Elús Cohen o Sacerdotes Elegidos del Universo (Martínez de Pasqually, Saint-Martin —ver tabla IV en «Los malditos franceses y su decadencia: parte final IV»—), cuyas posturas metafísicas discrepaban respecto a si el diablo (Iluminados) o el ser humano, impelido por Lucifer (Elús Cohen) habían provocado la revolución de 1789. En cualquier caso, uno de los dos envió a Cazotte a la guillotina en 1792.
3Fantasiestücke in Callots Manier (1814), Los elixires del diablo (1815), Nachstücke —que incluye Der Sandmann— (1817), Die Serapionsbrüder —que incluye El cascanueces— (1819).

Bienvenue, Belcebú

El Paraíso de Milton arribó a las tierras galas de la mano (y traducción) de Chateaubriand, quien desarrollaría el tema de la tentación, caída y redención con su épica de cristianismo sobrenatural Les Martyrs (1809). Ojo a la palabra enfatizada; en breve, cobrará una importancia desmesurada.

Durante el 2.0., el demonio adoptó la pose de existencialista sentimental trágico —mano en la sien, codo levantado— con los lamentos de Lamartine (Méditations poétiques, 1820). Eso sí; de Vigny se encargó de que Lucifer luciera sus encantos seductores mediante un poema soberbio: Eloa o la hermana de los ángeles (1824).

«Yo soy el rey secreto de los amores secretos».

Eloa, Alfred de Vigny.

Nodier, en cambio, no sintió la misma pasión filosófico-emocional que sus coevos por el mal. Más bien, le conquistaron el opio y los cuentos fantásticos de Hoffmann. Tanto, que el bibliotecario del Arsenal se convirtió en el referente romántico de este género gracias a Smarra o los demonios de la noche (1821).

«No permitas que nadie me hable más hoy sobre Apuleyo y sus visiones».

Smarra, Nodier.
En efecto; los demonios que aterrorizan al protagonista son fruto de la lectura de El asno de oro.

Smarra

Mentiría si dijera que Nodier inventó la literatura onírica, ya que una generosa cantidad de El poema de Gilgamesh (III milenio a. C.) elabora su historia en torno a las visiones premonitorias del héroe sumerio.

«Urshanabi, esta planta es una planta aparte, por la que un hombre puede reconquistar el aliento de su vida».

El poema de Gilgamesh.
¿Te acuerdas de que Apuleyo recuperaba la forma humana (resurrección)
tras comer las rosas mágicas de Isis?

Sin remontarme al origen de la escritura, podría asegurarte que NovalisHimnos a la noche1 (1800) y, especialmente, Enrique de Ofterdingen2 (1802)— influyó sobremanera en la concepción de Smarra.

«Lo que anhelo es ver la Flor Azul. […] No puedo pensar ni soñar en otra cosa».

Enrique de Ofterdingen, Novalis.
Flor azul: alegoría de la poesía y del amor «que transfigura todo lo real
y lo devuelve al seno de Dios» (Eustaquio Barjau).

Empero, el romántico francés no se limitó a relatar un sueño, sino que empleó su estructura desintegrada: alteración espaciotemporal, salteado de personajes, ausencia de linealidad lógica… Lo cual, a la postre, daría origen al psicoanálisis.

«Una voz débil como el sonido del estanque más tranquilo de una noche silenciosa, un color indeciso tomado de los objetos frente a los cuales flotaban sus figuras transparentes…».

Smarra, Nodier.
Por cierto; no sé quién me pidió este libro hace tiempo y nunca me lo devolvió.
Cada día que pasa, mi librería llora su pérdida.

.

En otras palabras; la fuente de Smarra procedía del inconsciente.3 De hecho, Nodier exploró la función creativa de esta parte del cerebro — De lo fantástico en la literatura (1830), Sobre algunos fenómenos del sueño (1831)— a través de historias fértiles en demonios, espíritus, vampiros, magia, brujería…

Notas

1Versión alemana del Night thoughts, de Young.
2Obra que sirvió de referencia a Hoffmann para su Der Kampsf der Sänger (1818) que, a su vez, inspiró el Tannhäuser de Wagner.
3Durante el Romanticismo, el inconsciente se asociaba al universo sublime (dimensión celestial), hogar del espíritu, emociones e imaginación, y representaba el contrapunto al mundo positivo (dimensión terrenal), habitado por la razón, el materialismo y el empirismo. En consecuencia, «lo de arriba» era superior, porque generaba ideas morales que unían (socialismo), mientras que «lo de abajo» fomentaba el individualismo decadente (egoísmo). ¿Te acuerdas de los conciertos del pasado, cuando el público compartía la experiencia musical como un colectivo? Ahora, piensa en los actuales, donde la mayor preocupación consiste en grabar el espectáculo con el móvil.

Romanticismo mágico, magnético y satánico: consecuencias de Smarra

Súbitamente, el cenáculo de Nodier se topó con un recurso narrativo exotérico que canalizaba lo esotérico en pleno apogeo de la novela gótica, ejem, radclificiana.

Tal hallazgo depararía una pléyade de novelas —además de poemas y dramas— que integraban el ocultismo dentro de la trama, que despertó el interés por esta materia en Francia. Hace nada has visto un ejemplo: Eloa. Bueno; aquí tienes otros cuantos:

  • Nicolas Flamel (1830) y L’Imagier de Harlem (1851), Nerval.
  • El mago (1831), Esquiros.
  • Nuestra Señora de París (1831), Hugo.
  • La piel de zapa (1831), Louis Lambert (1832), Seraphita (1834) e Historia de los trece (1836), Balzac.1
  • Albertus (1831), Onophrius (1833), La muerte enamorada (1836) y Una lágrima del diablo (1839), Gautier.2
  • El bastón de Balzac (1836), Delphine Gay.
  • La caída de un ángel (1836), Lamartine.
  • Espiridón 3 (1839), Consuelo (1842) y La condesa de Rudolstadt 4 (1843), George Sand.
  • Divine épopée 5 (1840), Soumet.
  • Joseph Balsamo 6 (1846-1848), Los mil y un fantasmas (1849) y La mujer del collar de terciopelo (1850), Alexandre Dumas.
Nicolás Flamel, célebre alquimista del XIV, mencionado en Harry Potter y la piedra filosofal (2001).
Aparece como personaje en Animales fantásticos (2018).
Notas

1Gracias a La piel de zapa, Balzac conoció a la condesa Éveline Rzewuska, quien le introdujo en el círculo esotérico polaco (Wronski). Louis Lambert y Seraphita abordan las teorías de Swedenborg. Los trece, las sociedades secretas.
2Adoraba a Hoffmann. Albertus parodia la literatura mágica, Onophrius anticipa la locura romántica de Madame Bovary, y La muerta enamorada transforma al demonio en la vampira Clarimonde.
3Desconozco si Sand tituló su obra en homenaje al místico chipriote Espiridión de Tremitunte. Pero, más seguro estoy de que la escribió en la celda de un monje en la cartuja de Valldemosa (Mallorca) durante su estancia en la isla balear con Chopin. También, de que Lamennais tuvo mucho que ver con esta novela, ya que la autora y él entablaron una estrecha amistad tras la condena papal. Es más, Espiridión versa sobre el libre pensamiento religioso y transcurre en un monasterio benedictino, donde el protagonista encuentra un manuscrito de Joaquim de Fiore, el Evangelio Eterno de uno de sus seguidores y unas hojas que revelan la aparición de Cristo al Espiridión de esta obra. El Vaticano la incluyó en su lista de libros prohibidos.
4En Consuelo y su continuación, La condesa, Sand relata una historia filosófica en torno a la masonería, los husitas y el orfismo.
5Sobre la redención del Infierno por parte de Cristo.
6Aventuras de Cagliostro.

La maldición del diablo o con la burguesía alta hemos topado

Las novelas mencionadas se publicaron en la horquilla temporal de la casa de Orleans. Es decir, entre la revolución del 30 y la del 48, sucedida por la Segunda (y breve) República que acabó en diciembre del 51, cuando Napoleón III dio su golpe de Estado.

Durante ese período, la nación amplió sus fronteras (anexión de Argelia) y modernizó su economía (industrialización), su política (monarquía parlamentaria liberal), su sociedad (ascenso de la burguesía), su educación (universidad secular) y sus libertades (prensa, opinión, religión, enseñanza, asociación…).

Infaustamente, tales cambios los orquestó la alta burguesía —aquí sí que jugó un papel determinante la masonería— a fin de establecerse en los puestos de poder. Huelga decir que, una vez logrado su objetivo, bebieron el nepente y se olvidaron del resto de la gente.

Poco a poco, el engaño resultó evidente, pues cualquier ley que aprobase el rey (Luis Felipe) beneficiaba a la élite. Mejor dicho, la alta burguesía disfrutaba de privilegios negados a un pueblo que se radicalizó de forma inminente.

En medio de este berenjenal, sucedió la crisis de la patata (1847) y la hambruna consecuente. Los despreciados gritaron «¡Suficiente!», pero en francés, y la monarquía desapareció para siempre.1

Con todo, la república no satisfizo a los contendientes, lo que provocó que la pequeña y la mediana burguesía se pasasen al bando enemigo. Esto es, sus homónimos altos. La lucha de clases había comenzado, si bien no duró mucho porque, bueno, irrumpió Napoleón III, y…

«El mal reinó desde entonces en su inmenso imperio».

«Le désespoir», Méditations poétiques, Lamartine.

Notas

1Luis Felipe se exilió en Claremont (Inglaterra), oculto bajo el nombre de conde de Neuilly.

El ocultismo romántico

No exageres, Lamartine. Reconozco que motivos de enfado no te faltan por este asunto o porque nadie recuerda que aboliste la esclavitud1 durante tu gobierno. Acéptalo; la división ideológica entre quienes compartíais la misma doctrina socialista condenó vuestro proyecto.

«La materia está esclavizada a los desórdenes del mal».

«Le désespoir», Méditations poétiques, Lamartine.

Que sí; cede en tu insistencia, caramba. Quien nos lee ya sabe que el absolutismo burgués supuso un varapalo al sueño republicano, que la Iglesia resistió el arreón del cristianismo liberal y del deísmo, que el positivismo comtiano subyugó el larpurlar del 3.0., y que a todos os inundó el descontento.

Mira, fíjate en Lévi. En lugar de sucumbir a la pesadumbre, viajó a Inglaterra. Allí, conoció a Bulwer-Lytton y, a su regreso, unificó con el diablo lo que la política, la religión y el folletín habían separado.

«El demonio no es […] sino una fuerza creada con un buen objeto y, aunque puede ser aplicado al mal, realmente es el instrumento de la libertad».

Dogma y ritual de la alta magia, Lévi.

Vale; ahora soy yo quien ha exagerado. Un año antes de la publicación de Dogma, las mesas giratorias del espiritismo habían llegado a Europa. El mérito de la unión social, por tanto, corresponde a esta práctica que idearon dos hermanas de la desaparecida Hydesville (Arcadia, Nueva York).

Imagen VIII: las hermanas Fox, madres del espiritismo, los clichés de las películas de terror y la Unión Europea.
Para entender esta historia, necesitas conocer el Segundo y Tercer Gran Despertar norteamericano, además del cisma cuáquero (similar al de la Orden de san Benito), donde encontrarás al matrimonio Post (enlace en inglés). Aunque, si prefieres una explicación más sencilla, en esta época se había inventado el telégrafo, lo que hizo más creíble (y empírica) la comunicación suedenborguiana.
Por otro lado, Leah obligó a que Maggie y Kate prosiguieran con la broma, ya en formato espectáculo, durante 40 años. Ambas hermanas reconocieron el engaño, se desdijeron y terminaron alcoholizadas. Ignoro por qué no les han dedicado una estatua en el Parlamento Europeo; sin ellas, Hugo nunca habría promovido la formación de los Estados Unidos de Europa.
Fuentes: ver «Notas».

En verdad, Lévi y su Baphomet2 fusionaron la hermenéutica con el cristianismo liberal, el socialismo radical, el Gran Tiempo de Joaquim de Fiore, el magnetismo y el Romanticismo a través de un enfoque racional y empírico. Esto es, crearon una religión científica3 que reavivó el interés por el ocultismo en Francia, como por arte de magi…

Aguarda; no es una metáfora. La magia era real.

Notas

1La mente que fraguó esta ley se encontraba en la cabeza de Victor Schoelcher, masón del Gran Oriente de Francia.
2Lévi compuso el Baphomet con dos imágenes: la cabra de Mendes —que es una ciudad egipcia, no una persona— y el andrógino de Khunrath —que es una persona, no una ciudad egipcia—. La primera es la representación del dios Banebdyedet. El segundo, el absoluto mediante la unión de opuestos. Baphomet, obviamente, está relacionado con los templarios, de quienes la masonería se consideraba heredera. Por eso, denominaban a las logias con términos asociados al Temple y su historia. También, por eso, existe tanto ocultismo en torno a los templarios: las logias fabricaron miríadas de leyendas para vincularse genealógicamente a ellos y, a su vez, conferirles una ideología gnóstica afín a la masónica.
3Cimentada sobre la Cábala, el Tarot y la alquimia.
4Fuentes: Kardec: par non connu — Timbre officiel, Domaine public,Poltergeist: by IMP Awards, Fair use,Fondo:sciagraphy.blogspot.com,
Ouija: baltimoremagazine.com, Amy: de Fotógrafo desconocido – Rochester Public Library, Local History Division Collection, Dominio público,
Isaac: by https://www.findagrave.com/memorial/7690146/isaac-post, Public Domain, Escritura: conhecendooespiritismo.com.br,
Salón: by Ange Louis Janet – Internet Archive identifier: l-illustration-1853-05-14, Public Domain, Hermanas: Dominio público, Señal: co.wayne.ny.us, Salamanca: photo.programme-tv.net.

La influencia de Lévi

Quizá la magnitud que alcanzaría el legado de Lévi tras su muerte —esto te lo contare en «Los malditos franceses y su decadencia: fin»— haya eclipsado su contribución a la literatura. Bueno, aquí estoy yo para solucionarlo:

  • Ejerció de consultor ocultista entre los románticos, bien a través de su obra, bien de su persona.
  • Introdujo el Tarot como recurso de composición narrativa. De aquí saldrían El castillo de los destinos cruzados (Italo Calvino, 1973) y —me pongo en pie— El último amor en Constantinopla (Milorad Pavić, 1994), además de una trama en la novela más gótica —según Umberto Eco— de Ian Fleming: Vive y deja morir (1954).
  • Amplió la temática esotérica hacia la India y Extremo Oriente. Respecto a la literaria, al margen de las épicas hindúes, destacaré la obra de Judith Gautier, hija de quien fundase el Club del Hachís: El dragón imperial (1869), El usurpador (1875) e Isoline y la flor-serpiente (1885).
  • Desarrolló una filosofía panteísta sobre el espíritu, ajena al politiqueo de las sonámbulas,1 que cambiaría el enfoque de la literatura del 3.0. y depararía la raison d’être de la modernista.
Los malditos franceses y su decadencia: parte final VI
Imagen IX: el pensamiento de Lévi en la obra de Baudelaire, Proust y Joyce.

Notas

1El impacto universal del espiritismo despertó el interés por la muerte —acuérdate de Baudelaire con Villon— y el alma dentro de una sociedad materialista. Por tanto, además de canalizar las voces de los muertos, extendió ideas abolicionistas, socialistas, liberales y feministas (las médiums —o sonámbulas— eran mujeres empoderadas de necromancia).
La Iglesia, obviamente, tachó todo esto de invento del demonio. Así que, pidió ayuda a la Virgen, quien se apareció en Lourdes (1858). Previamente, la madre de Cristo se había manifestado en Rue de Bac (1830) y La Salette (1846). Se ve que le cogió gusto a pasearse por Francia, dado que reaparecería en una cuarta ocasión durante el XIX: Pellevoisin (1876).

La influencia de Lucifer

Ponte los ojos de lechuza, pues he reservado la aportación literaria más valiosa del Romanticismo ocultista para cerrar la penúltima entrega de «Los malditos franceses y su decadencia».

Con el sano propósito de simplificar este apartado, te ahorraré el mistifori filosófico y religioso del diablo1 y, raro en mí, iré al grano: Lucifer simboliza la complejidad del ser humano.

De esto se percató Blake en su momento (ver «Imagen IV»). Pero, supongo que no discernieron el alambicado significado del matrimonio místico por su oscuridad semántica. O porque les molaba la imagen de rebelde con causa.

Vete tú a saber. Sea como fuere, la epifanía les mostró en tecnicolor «al más imbécil de los gusanitos alados».2 Esto es, el alma. Corrección: el espíritu de la mente, luz primordial de la psicología esotérica, anticipada por Nodier con Smarra.

La consciencia
Ilustración de François Chiffart en La Légende des siècles (Hugo).
Fuente: by François Chifflart (1825-1901) – Copied from an art book, Public Domain.

«Una pluma escapó del ala del arcángel [Satán]».

El fin de Satán, Hugo.
Esa pluma se convertirá en un espíritu femenino llamado Libertad que descenderá al Infierno para rescatar a su padre. La cita procede de un larguísimo poema que Hugo redactó durante su exilio y que nunca terminó. Aun así, refleja el pensamiento romántico mediado el XIX.

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A diferencia de la psicología balzaquiana, que simplemente describía la esencia astral de los personajes, la esotérica elevó la contemplación de la identidad hacia la transformación alquímica de la materia natural humana; una regeneración vital introspectiva canalizada a través de un solve redentor y un coagula expiativo.

Uy; igual me he pasado con el tono arcano. Quería decir que la trama se enfocaría hacia la resolución de un conflicto interno, cuya solución (salvación) requería una redención. Por tanto, la acción dramática transcurría dentro de la persona. Vamos, lo que en griego llaman catábasis.

Imagen X: ejemplo de redención luciferina.
La de la izquierda procede de la serie Angel, y la de la derecha, de Buffy.
Fuente: xataka.com.
Notas

1Byron y Shelley redefinieron al Maligno de Milton como un arrogante rebelde orgulloso que se consideraba moralmente superior a Dios, después de que la Ilustración hubiera interpretado la misma historia con perspectiva maniqueísta. O sea, la eterna lucha entre el bien (luz) y el mal (oscuridad), donde la salvación proviene del conocimiento (razón pura).
Por su parte, el Romanticismo, siguiendo la línea byroniana, vio en Lucifer un héroe trágico, al estilo de Prometeo y Leónidas, con atributos dionisiacos: locura, éxtasis y pasión, que se unieron a los del orfismo (pureza espiritual y metempsicosis) y resto del paquete ocultista renovado de Lévi (gnosticismo, magnetismo, Cábala, alquimia, Tarot, feminismo y socialismo).
2Psique: mujer con alas de mariposa (psi ) que representaba el alma en la mitología griega. Su historia la relata Apuleyo en El asno de oro. La definición procede del Tesoro de la lengua castellana o española, de Covarrubias: «MARIPOSA, es vn animalito que ſe cuenta entre los guſanitos alados, el mas imbecil de todos los que puede auer. Eſte tiene inclinación a entrarſe por la luz de la candela, porfiando vna vez y otra, haſta que finalmente ſe quema».

No te pierdas la última entrega (de verdad) de «Los malditos franceses y su decadencia»

Te lo juro por Baphomet; el próximo artículo sobre «Los malditos franceses y su decadencia» cerrará esta saga. De este modo, pondré fin a un siglo (y pico) de literatura romántica francesa. Y, cuenta con ello, te llevarás más de una sorpresa.

Así que, no seas ruin con tu dedo. Pinta de rojo el corazón que palpita solitario bajo la sombra del titular y comparte el perdón de Satán por tus redes sociales. A cambio, te revelaré los secretos de belleza de los magos caldeos.

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