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Hoy, tú, quien me lees, protagonizas este artículo. Norabuena. Y tu misión consiste en responder con sinceridad a unas preguntas para saber si lees mucho o lees bien.

Gracias a este «breve» test, descubrirás tus puntos lectores fuertes, pero también aspectos que te harán reflexionar sobre tus hábitos. Desde luego, no pretendo cambiarte el gusto, que todos tenemos nuestras preferencias. Más bien intento que desarrolles una visión holística de la literatura con el fin de que dispongas de un criterio más objetivo cuando valores cualquier libro.

En cuanto a tus respuestas, son tuyas. No es necesario que me las envíes. Empero, honrado quedaría si desfibrilases el corazón que palpita solitario bajo el titular cuando terminases la lectura. Mucho más aún, si compartes este artículo en tus redes sociales.

¿Cuántos libros has leído este año?

Salvo que tu respuesta sea: «Ninguno», la cantidad que digas estará bien, puesto que importa más la constancia que la cantidad. O sea, la lectura de un libro o dos al mes vale tanto como uno o dos a la semana.

De hecho, aunque suene a obviedad, hay libros más largos que otros, de modo que los tiempos de lectura son variables. Con todo, recuerda que existen libros largos «falsos» (aquellos que aumentan su grosor con un tamaño de letra grande, mayor espaciado, márgenes extensos, etc.), que se leen de un tirón, y otros cortos muy profundos que demandan plena atención en cada frase.

En resumen, no impongas tu ritmo de lectura; adáptate al que el autor haya establecido. De lo contrario, sufrirás en lugar de disfrutar la novela.

¿Cuánto tiempo le dedicas a la lectura de novelas al día?

Créeme; aunque te parezca escaso ese tiempo, el mero hecho de sumergirte unos instantes a diario dentro de una novela mantiene tu conexión con la obra. Quizá no avances demasiado, pero la lectura no es una carrera, sino un paseo por un campo de letras.

Ahora bien, en caso de que hayas contestado con horas en lugar de minutos, te felicito. Un mínimo de una hora supone una cantidad de tiempo respetable para una persona que se considere lectora. Lo mismo digo si prescindes del reloj y lees uno o dos capítulos enteros al día.

Claro, entre semana lo tienes complicado, pero compensas los fines de semana o durante los viajes. Bueno, ningún problema, a menos que solo dediques unos breves minutos, ya que no consolidarás nunca tu vínculo con la novela.

¿Has releído algún libro?

¿Has respondido afirmativamente? Eso es que te ha gustado. Además, como ya no tienes la presión de saber cómo acaba la historia, orientas tu atención hacia la narrativa, por lo que aprecias mejor los detalles y las tramas secundarias.

En consecuencia, también te fijas en la construcción de la historia, en el ritmo y en los recursos que emplea el autor, elementos que distinguen a un lector principiante de uno más curtido.

Por si acaso nunca has releído una novela, te recordaré que, al igual que las películas o series, los libros guardan bajo sus cubiertas las sensaciones positivas de tu primera lectura. Así pues, ábrelas y revívelas.

¿Has dejado algún libro sin terminar alguna vez? ¿Le has dado una segunda oportunidad?

A bote pronto, se me ocurren estos motivos por los que un lector abandona una novela:

  • Falta de calidad en la escritura.
  • Nula originalidad en la historia.
  • Plagio evidente.
  • Aburrimiento.
  • Expectativas no satisfechas.
  • Falta de conexión con la obra, los protagonistas, etc.

Respecto a los tres primeros, la culpa corresponde exclusivamente al autor. En cambio, en los tres últimos la comparte con el lector. De hecho, muchas veces el dedo señala a este último, pues que no te haya gustado un libro no significa que este sea malo. Escoge mejor la próxima ocasión.

Mientras refunfuñas, te diré que, en la literatura, hay muchos géneros y estilos, y algunos no te proporcionarán lo que buscas. Empero, considera el factor edad y la experiencia lectora; no es lo mismo leer una novela de Salman Rushdie con quince años que con treinta y cinco o cincuenta, como tampoco saltes a Joyce si Stephen King te parece complejo.

En definitiva, no desdeñes una novela por alguno de los tres últimos motivos que he indicado. Deja que el tiempo macere tu gusto y que las tablas te aporten experiencia antes de sambenitar a un autor.

¿Subrayas frases del libro, haces anotaciones en los márgenes o doblas las hojas con pasajes que te llaman la atención?

A medio camino entre la curiosidad y el vandalismo, según a quién le preguntes, el acto de marcar una parte de una novela denota interés por tu parte. No te criticaré si lo haces, pero te recomendaría que usases pósits (localizas mejor los pasajes) y una libreta (tienes más espacio para escribir).

¿De cuántos autores has leído su obra completa?

Es muy habitual que los escritores se especialicen en un género y temática concreta e invariable —como Tim Dorsey, de quien poseo 16 libros, todos con idéntico argumento— para crear un nicho de mercado estable.

Aun así, buena parte de los ilustres nombres literarios, y otros menos destacados, cuentan con una bibliografía de altísima calidad y contenido variado, de la cual únicamente se ha mediatizado el nombre de su novela más vendida.

Por tanto, hasta que no profundices en el resto de sus obras, carecerás de una visión adecuada con la que conocer su trabajo. Ojo; esto también se aplica a los primeros, ya que verás quién mantiene activa su originalidad y quién se ha estancado en un bucle de comodidad.

¿Cuántos autores nacionales tienes en casa? ¿Y que escriban en español?

A excepción de aquellas personas bendecidas con el don ígneo del Paráclito, las novelas de países no hispanohablantes que lees corresponden a traducciones. Es decir, pierden el sonido original, la métrica, la retórica y el impacto de la palabra, pese a la encomiable labor que ejercen los traductores.

Suerte la tuya de que haya autores capaces de escribir en nuestro idioma, pues su narrativa te llega fresca, sin alteraciones ni adaptaciones. Por lo tanto, lees «español», no «en español». O castenallo, si lo prefieres.

Al margen de lo que estas novelas aportarán a tus conocimientos gramaticales, expresivos y riqueza de vocabulario, encontrarás a autores realmente magníficos repartidos por estos países y por épocas diversas que harán que valores tus raíces y el significado de la hispanidad como corresponde.

¿Qué país encabeza el número de libros que tienes en casa?

Honestamente, tu respuesta me da igual. Quidicir, lo que me importa es que dispongas de unas pequeñas Naciones Unidas en tu librería, aunque predomine una sobre el resto.

A efectos de calidad lectora, la diversidad de nacionalidades logrará que descubras estilos narrativos distintos y otros tipos de novela que ampliarán tu espectro literario. No tengas miedo a cruzar esa frontera; que estos autores te resulten desconocidos solo se debe a que otros países venden mejor a los suyos.

¿Cuántos libros tienes que hayan sido escritos por un hombre o por una mujer?

El tema de los géneros coincide con el de las nacionalidades: a mayor variedad, mayor perspectiva y conocimiento literario.

¿Qué género literario consumes?

Lo mismo que el apartado anterior.

¿Lees libros actuales o te da igual la época y el siglo en el que se escribieron?

Ídem.

¿Cuántos Premios Nobel hay en tu estantería? ¿Cuántos tenías antes de que les concedieran el galardón?

Respecto a la primera pregunta, siempre es bien conocer el trabajo de autores galardonados por la Academia (la sueca, no la buena, la del West Ham). Aun así, y sin desprestigiar a los premiados, su concesión está muy determinada por factores políticos y mediáticos, de modo que no es fidedignamente representativo del mérito literario.

Ahora bien, el Nobel promueve las ventas y el descubrimiento de escritores al público general, y esto justifica la segunda pregunta. Consejo: échale un ojo al resto de nominados. Probablemente, allí encontrarás obras que merecen muchísimo la pena.

¿Has leído novelas de las que se hayan hecho películas?

Además de Harry Potter, el cine y la televisión se han nutrido de libros que, en muchos casos, hubieran pasado desapercibidos. Por ejemplo:

Visto lo visto, tal vez te animes a visitar una librería antes de que Netflix, HBO y similares se te adelanten.

¿Conoces el canon de Harold Bloom? ¿Cuántos de los libros que figuran te has leído?

En 1959, este crítico literario norteamericano realizó una compilación que, hablando en plata, se convertiría en precursora de las célebres listas sobre «Libros que todo el mundo debería leer».

Aquí figuraban, según Bloom, las novelas y autores occidentales tradicionales de mayor influencia y repercusión internacional de todos los tiempos. No seré yo quien niegue la certeza de su criterio, pero predomina la literatura anglosajona y muestra ausencias notables europeas.

Esnobismo aparte, su canon te ayudará a escoger novelas con caché. Así que, úsalo de referencia para darle un aire distinguido a tu librería.

¿Utilizas la sección cultural de algún periódico a la hora de elegir tu próxima lectura?

En cierto modo, estas secciones te mantienen al día sobre el mundo literario, aunque las editoriales pagan su generoso dinero a cambio de reseñas exentas de honestidad crítica. Vamos, que objetividad, poca.

Pídele mejor una recomendación a alguien que sepa de literatura o que trabaje en una librería no franquiciada; te llevarás menos chascos y te librarás de los condicionamientos mentales que implantan los gigantes del mercado editorial.

Alternativamente, investiga por tu cuenta. En este enlace encontrarás autores similares a los que te gustan y que emplean un estilo narrativo parecido.

¿Cuántos libros de autores autoeditados has leído?

Desde que Amazon irrumpió en la industria literaria, resulta más fácil publicar. Infaustamente, resulta demasiado fácil, ya que no existen filtros de control (dicen que los hay, pero…).

Empero, con un mero entrenamiento visual identificarás las flores de la mala hierba (inversión en diseño de cubierta, número de páginas, tipografía empleada…). Además, están las reseñas que, aunque suelen ser de conocidos, sospecha de las obras donde no aparezca ninguna.

Bueno, en medio de este jardín salvaje, habitan autores que, mal por falta de contactos y nombre, mal por no integrar el algoritmo editorial, te ofrecen novelas de igual o mayor calidad que las que encontrarás en las librerías del resto del mundo.

Por tanto, cuanto antes te adentres en este mundo paralelo al «oficial», tu percepción sobre el significado de la literatura actual lo agradecerá. A la postre, estos escritores representan el presente y el futuro de las letras.

¿Has leído MuArte?

Si tu respuesta ha sido negativa, muy mal. Ya estás tardando en comprártelo.

«—Es bueno.

El análisis valorativo inicial, aun positivo, no refleja la realidad de lo que está viendo. ¿Bueno? Más bien dan ganas de postrarse y adorarlo».

MuArte, Jose Flores.

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